El aljibe

Málaga, Marbella y Mijasson los municipios que concentran la mayoría de las quejas de los arquitectos

Cuando acaban de constituirse los ayuntamientos salidos de las últimas municipales y a unos días de que tome posesión la nueva Junta de Gobierno del Colegio de Arquitectos de Málaga, está institución acaba de hacer público el estudio que ha realizado sobre los problemas de la profesión. Nada nuevo bajo el sol. Salvo que en esta ocasión se le ponen nombres. Málaga, Marbella y Mijas son los municipios que concentran la mayoría de las quejas de estos profesionales, mientras que Estepona, Benahavís y Alhaurín de la Torre aparecen como ejemplos a seguir. En principio, parece lógico que donde más actividad hay también sea donde el número de problemas sea mayor, pero los municipios que salen mejor parados no son los que menos obras tienen ni los que tienen los mayores recursos humanos. Por lo que esa relación directa deja de estar tan clara. Y es que, sin haber recuperado ni de lejos la actividad anterior a la crisis y teniendo unas administraciones que tampoco han disminuido, el retraso en la tramitación de los expedientes es el principal problema para el 32,9 % de los arquitectos encuestados, que en un 85 % han percibido un incremento en el plazo medio de tramitación de los expedientes, que sitúan entre 6 meses y un año. El exceso de burocracia es el segundo. Casi parejo a la falta de criterios objetivos en la interpretación de la normativa, que lo es para el 20,2 %. Si tenemos en cuenta que estos tres municipios también concentran el 68 % de las quejas por la dificultad de acceso a los técnicos, el problema que supone la inaccesibilidad a la administración puede considerarse mayúsculo. Quizás, estos sean los principales retos de los nuevos concejales de urbanismo.

Claro que, para ser justos, tenemos que reconocer que el problema viene de lejos y todos los ayuntamientos no son iguales. Hace unos años me acerqué a uno de ellos para preguntar si tenía que poner un aljibe en un edificio. Ni sí ni no, sino pida usted cita para dentro de 15 días. “Yo estoy aquí para despejar balones”, fue la respuesta de la amable funcionaria que me desatendió. Afortunadamente me acompañaba una compañera diez años más joven que yo y agraciada, que grácilmente formuló la pregunta a un caballero que salía por la puerta. Nos ahorramos el viaje. No digo que todo funcione así, pero sí que uno de los principales sectores económicos de la provincia necesita urgentemente una agilidad administrativa mayor.

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