Juan López Cohard

Con animus iocandi

El zoco

En España, gracias a nuestra clase política, la seriedad, la tensión y y el sentido trágico ha ido subiendo de volumen hasta el punto de que lo que hace una década, era una expresión cariñosa en Andalucía, ahora se toma como un grave insulto. Por ejemplo, utilizar palabras como cabrón o maricón en sentido cariñoso era una muestra de afecto. V.gr.: “¡Qué cabrón eres, macho!” Era una expresión de admiración, o “¿serás maricón?” No tenía ninguna significación peyorativa homofóbica, sino un halago referido a la habilidad o astucia demostrada en algo. Pero, en nuestra clase política, la cada vez mayor profusión de eufemismos engañosos utilizados grave y dolosamente para ofender y desprestigiar al contrario, han transformado nuestra convivencia en algo agrio, serio, carente de todo humor. Ya no se habla ni se dice nada acorde con lo que en el Derecho Romano (y en nuestro Derecho actual) se conoce como animus iocandi, esto es jocosamente, sin ánimo de ofender. En el Derecho Romano, la injuria era exculpada si el injuriante la había realizado con ánimo de bromear.

Recordemos como ejemplo el caso de las caricaturas de Mahoma hechas por la revista satírica Charlie Hebdo; el Tribunal Correccional de París, ante las querellas de organizaciones islamistas, determinó que las caricaturas se habían hecho con “animus iocandi” y, por tanto sin intención de herir a nadie. Resulta curioso que nuestro presidente del Gobierno, en su discurso ante la UE, cree alarma ante el “odio y el miedo” que pueden resultar “letales” para las democracias y pone de ejemplo a Brasil y, ahora, Argentina. Sus palabras dichas así, parecen crear odio hacia los votantes de esos “otros” que según él causan “miedo” ¿Acaso los votos de Italianos, holandeses, brasileños o argentinos no son tan democráticos como los suyos aquí en España? Creo que cuando Pedro Sánchez dice que “aquí y ahora” está en juego la democracia por culpa del avance de la derecha, lo debe decir con “animus iocandi”, porque si no ¿cómo entender que se haya cargado la división de poderes en España? (Recuérdese que Bolaños controla el Ejecutivo, el Legislativo, y el Judicial). O ¿cómo entender sus pactos con terroristas, malversadores, huidos de la Justicia, etc.? Item más, ¿cómo entender que se cambie el código penal para dejar impunes a delincuentes socios? Y más aún ¡amnistiarlos!

Sólo tomándonos con humor esto que dice Sánchez podremos entender que poco después de levantar un muro con la derecha política, acuse al PP de no querer negociar temas de Estado. ¡Pero si con quién no tiene que negociar temas de Estado son con los que quieren destruir España! Dice el PSOE en su cuenta de twiter que si “el PP no rompe sus acuerdos de gobierno con VOX será cómplice”. Pues claro, pero ¿cómplice de qué? El PSOE sí que es cómplice de terroristas, malversadores, antipatriotas separatistas, fascistas supremacistas y facciosos que desean ver muerto al Rey y que queman la bandera de España. Y sobre todo es cómplice de gobernar creando odio y, de nuevo, dos Españas. Pero tomémonos todo con “animus iocandi”. No merece la pena tensionarse. A ver, por ejemplo, si Patxi López se deja caer con: “¿Qué opina Nuñez Feijóo de que su principal socio quiera ver muerto al presidente del Gobierno?” Hay que decirle: ¡Pero hombre! ¿Quién ha dicho muerto? Si Abascal lo que ha dicho es que “habrá un momento en que el pueblo querrá colgar de los pies al presidente del Gobierno”. Patxi, eso es un dicho con animus iocandi. Una sonrisa, Patxi, que sólo ha sido un lapsus anatómico.

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