
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Saber irse
Mesa 8
Hace unos días me resultó muy curioso ver en las noticias de medio día, en Antena 3, a un maquillado y compungido Pedro Sánchez, que parecía actuar en una obra de Kabuki (teatro japonés en el que el maquillaje es protagonista), pidiendo disculpas por creer en la honradez del secretario de organización del PSOE, Santos Cerdán. La emisora, dividió la pantalla en dos. A un lado aparecía Sánchez con su perorata lacrimógena con aspecto tétrico, parecía Boris Karloff. Al otro lado aparecía Rajoy pidiendo disculpas en las Cortes por confiar en Bárcenas (año 2018). ¡Jopé, Sánchez, auténtico experto en plagios, le ha copiado a Rajoy el discurso de la moción de censura! ¡Ha dicho lo mismo y con las mismas o similares palabras! Pero lo mejor vino cuando pusieron la contestación que Sánchez le dio a Rajoy en aquella ocasión, cuándo la moción de censura: “Ni al Congreso ni al Senado se viene a pedir perdón, se viene a asumir responsabilidades”. También tiene su gracia que la secretaria general del PSOEA, María Jesús Montero, nos dijese, con la chulería que la caracteriza: “Pongo la mano en el fuego por mi director de Gabinete, son bulos, son mentiras, falso”. Desde entonces está desaparecida. Se supone que curándose las quemaduras de tercer grado, como dice un video guasón que circula por las redes. ¿No controla al director de su gabinete y quiere gobernar Andalucía?
Ambos son culpables, al igual que Rajoy cuando Sánchez se lo decía en la moción de censura. La responsabilidad en la corrupción, donde están implicados desde un exministro hasta el secretario de organización del PSOE, entre otros, recae también sobre los dirigentes que los eligieron y, aún, bajo el supuesto de ignorar los posibles delitos cometidos por el subordinado, cosa bastante dudosa, existe la culpabilidad in vigilando, recogida en los artículos 1902 y 1903 del Código Civil español.
La situación no tiene más que una salida: la dimisión de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, con la consecuente convocatoria de elecciones generales, y su dimisión como secretario general del PSOE. ¡Basta ya de teatro, de engaños y de compra de votos para mantenerse en el poder! No se puede gobernar bajo sospecha. Son muchos los casos de corruptelas que le atañen y sobre los que no da explicación alguna. Que no venga pidiendo perdón porque, a la vista de lo que hay, no tiene perdón de Dios.
También te puede interesar
Lo último