Susana Díaz acaba de declarar que PSOE-A es "socialista y de izquierdas". Nada que objetar. Como tampoco se discute que hoy sea martes; aunque todo es cuestión de tiempo. La continuación de su manifiesto es más profundo pero también incuestionable: "la izquierda ha puesto siempre a la gente por delante de los territorios y las fronteras. Nunca fuimos nacionalistas". Se podía haber desarrollado más, pero para eso no están los discursos de los congresos, que son arengas destinadas a tocar el corazón. O mejor aún, las vísceras. Donde se generan mayores lealtades y se cierran filas. Por eso al día siguiente y reelegida Secretaria General, tenía que plantear un dilema épico a la altura los Chunguitos (que son extremeños y casi hermanos): si le dan a elegir entre él (Pedro) y la gloria, se queda con la gloria. Para que hable la historia, por todos los siglos. La de ser presidenta de todos los andaluces con independencia de fortuna y condición. ¿A quién no le gusta que defiendan a los suyos?

Salvo en los momentos en los que ha liderado procesos de descolonización, donde la explotación del territorio y de la población es lo mismo, la izquierda nunca ha sido nacionalista. La lucha por la autonomía andaluza fue un ejercicio de reivindicación de igualdad y solidaridad entre los españoles. Un argumento de izquierdas -al que no se sumó la derecha de la UCD y Alianza Popular- que siendo tan válido como poco empleado, se puede defender bajo cualquier bandera. Sólo necesita explicarse. Pero los argumentos son más efectivos cuanto más sencillos y la lógica de conmigo o contra mí es de código binario. Si los congresos de otras federaciones se vuelven a cerrar a los compases de La internacional, aquí toca escuchar el himno de Andalucía. Andaluces antes que rojos aunque los haya de todos los colores. Para rojos ya están los de Podemos, pese a que se vistan de morado.

En mes y pico tocan congresos provinciales y la vuelta a las barricadas. Los precandidatos tendrán que conseguir avales por el 20% del censo. El doble de lo que se le exigió a la actual Secretaria General. Para que haya tres candidatos será necesario que se consigan casi más avales que votos habrá después. La explicación científica la ha estudiado la Agencia de Defensa de la Competencia de Andalucía que ha concluido que por delante de Andalucía no hay nada y los candidatos querrán a sus provincias antes que a nadie.

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