La pandemia 'en marcha'

El sol de la Costa veía morir esta semana a Jesús Santos Rein, el promotor de ese Cercanías con Fuengirola

Gracias a la pandemia en la próxima década Málaga contará con un tercer hospital, en el Guadalhorce funcionará una depuradora que evitará que en una comarca de gran riqueza agrícola se viertan las aguas fecales al río del mismo nombre. Antequera dispondrá de un puerto seco, un gran almacén logístico, conectado con el corredor ferroviario del Mediterráneo, que tendrá su terminal en Sevilla. Mijas despedirá las aulas prefabricadas que desde 2009 ocupan alguno de sus centro educativos. Y la Costa del Sol podrá despejar los fantasmas de la sequía cuando queden conectados los pantanos del Campo de Gibraltar con La Viñuela para permitir el trasvase interior del agua.

Las vallas que anuncien estas obras deberían llevar como anuncio el sello Covid-19, en recuerdo al virus que hará posible que se conviertan en realidad y no sigan vagando de presupuesto en presupuesto por los años de los años, hasta que el actual Gobierno andaluz pronuncie la palabra amén.

Estas infraestructuras en Málaga forman parte de la inversión directa de 557 millones que la Junta se ha comprometido a iniciar su ejecución hasta 2023. El plan se llama Andalucía en Marcha, aunque como admitía el propio consejero de Presidencia, en su presentación del viernes, el 60% de las iniciativas ya estaban ahí. Es el recurso de la política. Un corta y pega urgente del papeleo pendiente en los cajones de la burocracia se viste delante de los agentes sociales como hito de la reactivación económica para esta provincia.

Lo más complejo será la iniciativa del tercer hospital. Hay que pedirle a una gran constructora o a un fondo de inversión que adelante 400 millones, que ya se los devolverá el Ejecutivo autónomo en cómodos plazos. A cambio, le puede permitir gestionar el aparcamiento, la lavandería o el restaurante durante 10 o 15 años. Difícil que salgan las cuentas. Más si se aplica una ley aprobada en 2015, con Rajoy al frente, llamada de desindexación de la economía. La norma, en resumen, limita en los contratos públicos el interés que se puede ofrecer a los privados. Con los parámetros actuales, supondría que el ganador del concurso adelantaría 400 millones a cambio de recibir una rentabilidad del 2,3%. Difícil que así surjan interesados.

Nada nuevo bajo este sol que esta semana veía morir a Jesús Santos Rein. El malagueño que desde la dirección general de Transporte convirtió en los 70 un tren minero en la línea de Cercanías Málaga-Fuengirola. Su objetivo era que el ferrocarril no sólo conectara con Marbella, sino que alcanzara Algeciras. Siempre contó a su familia, y públicamente, que no cumplió su sueño porque el dinero previsto se utilizó para el Metro de Barcelona. Temo que ni la pandemia haga ya realidad ese tren litoral.

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