Un referente fuerte

Puede pensarse que en su crispada intervención trataba de reivindicar el liderazgo de Díaz Ayuso

Aznar es un político impagable… para Vox. Su aparición en la campaña electoral de Castilla y León la semana pasada ha tenido la virtud de poner el dedo en la llaga más dolorosa para la dirección de su partido. Puede pensarse que en su crispada intervención trataba de reivindicar el liderazgo de Isabel Díaz Ayuso, pero lo que en realidad hizo fue una reivindicación de sí mismo. Fue, como casi siempre, un canto a la nostalgia de tiempos mejores, cuando él dirigía el PP y gozaba de la unidad de la derecha, como si esta hubiera sido una obra suya. En sus intervenciones siempre trata de demostrar que desde su salida de La Moncloa todo en el PP ha sido decadencia y frustración y, a pesar de los posteriores éxitos electorales, nunca el partido se rehizo de la pérdida de su liderazgo. Es un auténtico mago en administrar la distancia y la indiferencia con sus sucesores.

No le falta razón a Aznar al pensar que una parte de la derecha (señalo: parte) añora y ansía ese tipo de liderazgo firme y agresivo. Esa derecha, de escaso entusiasmo democrático, que aceptó a rastras la Constitución, que rechaza la estructura autonómica, que defiende la pena de muerte y que siempre fue una parte importante del apoyo electoral de los conservadores, es la que admira los liderazgos de carácter provocador y con tics autoritarios. Por eso se sintieron reconfortados con personajes como Fraga o Aznar que, a su manera, respondían al mismo patrón de liderazgo. Fue con la aparición de Rajoy, con su carácter indolente y su actitud desganada, más proclive a sortear los problemas que a solucionarlos la que, aunque lo votaran, causó desazón en ese sector que entiende que el ejercicio del poder es esencialmente autoridad y firmeza. Fue en ese periodo de aparente calma cuando se gestó el divorcio entre esa parte de la derecha y el Partido Popular, lo que, en concurrencia con otras causas, fomentó la escisión de la que surgió Vox

Por eso, ahora, cuando Aznar pone de manifiesto la ausencia del referente fuerte, como él lo denomina, ese sector se entrega. Y en esta tesitura, Pablo Casado, en su indefinición, tratando de contentar a unos y otros, unos días se acuesta "Aznar'' y se levanta "Rajoy", pero sin llegar a convencer a ese público que se le fue para siempre. Por eso cuando Aznar, reivindicándose a sí mismo, clama por el liderazgo y la contundencia está haciendo un gran favor a Vox que sin tener un gran líder, sí ofrece la imagen autoritaria que ese sector de la derecha añora.

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