Personajes con sabor

Antonio Pino: Un titiritero en el siglo XXI

  • La cita, en el restaurante Venta La Minilla, en los Montes de Málaga

Antonio Pino, Juanjo Fernández, Juan  Antonio Fernández y Juan Luis Pinto.

Antonio Pino, Juanjo Fernández, Juan Antonio Fernández y Juan Luis Pinto. / Paco Menjivar

“Peneque el Valiente los niños adoran

y a todos del mal los protegerá

Peneque es muy fuerte, sabe cuidarse

y a todo lo malo remedio pondrá

Peneque Peneque, donde te metes

Peneque Peneque, sal de una vez…” (letra de la canción del espectáculo Peneque el Valiente)

He querido comenzar esta crónica con la letra de la canción que abre cada actuación del grupo de titiriteros Peneque el Valiente. Hoy tenemos la oportunidad de realizar este encuentro gastronómico con Antonio Pino, uno de los tres componentes de este internacional y galardonado grupo de títeres malagueño.

Herederos de una saga iniciada por el inolvidable Miguel Pino, qepd, mantienen a contra corriente de tecnologías, digitalizaciones, inteligencia artificial y el mundo de prisas que nos invade, otro lleno de ilusión y sencillez, como lo son las marionetas de su espectáculo: cartón piedra y fieltro. Un mundo del que jamás deberíamos desprendernos. No existe edad para la ilusión y la sonrisa. Por eso son tan importantes, imprescindibles diría yo, los titiriteros en el siglo XXI. No se pierdan este interesante encuentro.

El restaurante:  venta La Minilla

Hasta los montes nos fuimos, al restaurante de la venta La Minilla, lugar habitual de reunión de nuestro invitado. Allí fuimos recibidos con la cordialidad que les caracteriza, por Juan Antonio Fernández, su propietario, y su hijo Juanjo, todo un experto cocinero que además hace las veces de metre y coordinador. Doce personas conforman la plantilla de este elegante y exclusivo restaurante de los montes de Málaga que hace poco ha cumplido treinta años. Cinco personas en cocina y seis para el servicio de salón y terraza hacen posible su cuidada y tradicional cocina elaborada con productos de mercado donde destacan las carnes a la piedra o sus ya famosos fideos tostados o croquetas. Todo ello bajo el criterio del equilibrio calidad-precio. Ahora les cuento.

El invitado: Antonio Pino

Antonio Pino. Antonio Pino.

Antonio Pino. / Paco Menjivar

Hablar de titiriteros en pleno año 2020 parece algo extraído de una novela de caballeros andantes y quijotes hispanos, y no vamos muy descaminados que es Antonio Pino un amante de deshacer entuertos a través de su icónico personaje, “Peneque el Valiente”.

¿Cómo se puede continuar en plena era digital con un espectáculo de marionetas? “ El teatro de títeres es el primero que existió en la historia. Los hombres de las cavernas contaban sus historias con las sombras de las manos delante del fuego, que era todo en su vida en aquella etapa de la humanidad. Crearon los títeres de sombras. Nosotros nos sentimos orgullosos de un oficio tan ancestral”. Realmente Peneque está instalado en nuestras vidas desde hace mucho tiempo. “Peneque acaba de cumplir 61 años y se está convirtiendo en un genérico. Es lo máximo para una compañía de titiriteros. Ya ocurrió anteriormente con polichinela, guiñol o marionetas, todos esos nombres proceden de un personaje principal del que derivó, por uso popular, en esas definiciones. Lo mismo sucede con Peneque. Hay lugares adonde vamos desde hace más de cincuenta años. En este tipo de sitios no dicen que vienen los títeres o marionetas, sino los peneques” .

Y Peneque se nos hace mayor. “[Risas] Peneque siempre está actualizado, a pesar de sus 61 años. En la era de la tecnología en que se da todo hecho a los niños, continúa triunfando lo más sencillo, y Peneque es tan solo un muñeco que tiene voz y mueve la cabeza y los brazos. Los niños se quedan mudos y el gran secreto está en la cercanía y la sencillez”.

Vuestras historias son de héroes, princesas y villanos. “[Risas] Peneque es un aventurero, y casualmente yo también tengo alma de aventurero. Nuestros villanos son buenísimos [risas]. Realmente existe un gran paralelismo entre nuestras historias y las protagonizadas por Don Quijote. Es un honor para la profesión que en “El Quijote” aparezcan dos veces la figura de los títeres. Es el libro más importante de la historia en lengua castellana. Fíjate de la importancia de nuestro oficio”. ¿Cómo se definiría entonces? “[Silencio] Soy un titiritero que tiene el honor de proceder de una saga de titiriteros. Nací y me crié en un teatro de títeres. Mi hermano, Miguel, y mi mujer, Isabel, interactúan en nuestros espectáculos con las propias marionetas y con el público.”

¿El público sigue siendo fiel a este tipo de espectáculo, los niños se divierten igual? “ Sí, pero la familia debe darle la importancia que tiene al acto de llevar al teatro a los niños. Los títeres suelen ser el primer espectáculo que ven y por eso nos tomamos nuestro trabajo muy en serio. Marcamos a los niños para toda su vida. Nosotros utilizamos el telón cerrado. No me gusta los compañeros que utilizan el telón abierto para sus espectáculos, en el teatro en general. Elimina el factor sorpresa.

En cuanto a los niños, creo sinceramente que se ríen los mismo los de ahora que los de antes, son niños. Hay matices en el tipo de público. En el norte, por ejemplo y por lo general, una mueca o una leve sonrisa se traduce a una carcajada en el sur”. Después de tantos años, imagino que se sienten reconocidos. “Sí, nos sentimos muy reconocidos y muy contentos con el trato del público, de las instituciones y de las empresas. Por supuesto que hay que estar siempre en la primera línea de fuego promocionando y buscando trabajo”.

Si me permite un juego de palabras, ¿cómo es el corazón de Peneque? “[Silencio] El corazón de Peneque es de trapo, pero con un gran amor a la tradición. Peneque te invita a afrontar la vida con una sonrisa, esa que lleva el siempre en su rostro”. Peneque el Valiente ha traspasado fronteras. “ Así es. Hemos tenido la oportunidad de hacer gira por distintos estados de Estados Unidos. Hemos estado en Nueva York, Los Angeles, Washington, Filadelfia, y saltamos también a Canadá, a Toronto.” Después de tantos años manejando a una marioneta, ¿es usted fácil de manejar? “[Risas] Me considero una persona “manejable” dentro de los limites normales. Me dejo influenciar por quien sabe más que yo. De todas maneras el nexo de todo es la educación. Soy de cambiar de opinión si veo que no llevo razón. No soy un testarudo, lo que sí soy es un disfrutón [risas] que se siente muy feliz en la vida”. Tal y como nos dispusimos a disfrutar de una extraordinaria comida.

La comida

Quiso personalmente Juanjo Fernández atendernos tanto en las tareas de cocina como en el servicio aunque contó en todo momento con la ayuda de Nicolas Díaz, un conocedor del oficio de los de toda la vida. Era mucho el interés que tenía Juanjo en que degustásemos algunos de sus nombrados platos, y pronto tuvimos la suerte de probar la ensaladilla rusa tradicional con bonito, virutas de jamón, langostino y aderezada con un toque de filamentos de chile, finalista en la última edición malagueña.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Para maridar este y otros platos, tomamos una copa de vino blanco verdejo, Javier Sanz. Unos salmonetes frescos de la bahía siguieron a la exquisita ensaladilla rusa. No es normal que un títere tenga monumentos. “ Sí, catorce esculturas en toda España, una de ellas en el parque del cine, aquí en Málaga. Eso es el culmen para nosotros. Para los niños tienen una gran importancia. El teatro de títeres queda en el recuerdo de los niños para toda la vida. Y de los mayores”. Doy fe de ello que un servidor llevaba a sus hijos a ver a Peneque al parque –recinto Eduardo Ocón– y todavía lo recuerdan.

Uno de los platos. Uno de los platos.

Uno de los platos.

Nos vimos obligados a interrumpir nuestra conversación ante la presencia de Nicolás con unos fideos tostados con ali-oli y gambones, una de las especialidades de La Minilla. ¿Cuáles son los proyectos mas inmediatos? “Muy pronto presentaremos un nuevo libro sobre Peneque y tenemos en mente poner en marcha de inmediato el documental sobre Peneque el Valiente que será todo un homenaje a mi padre”. De nuevo Nicolás, esta vez con una croquetas suaves, de salchichón de Igualeja, nos rescató de nuestra conversación. Buenísimas. Para cerrar los platos de la casa, nos sirvió un solomillo de vaca sencillamente extraordinario. Para tan especial plato tomamos una copa de vino tinto Viña Pedrosa selección de bodegas Lara.

El postre. El postre.

El postre.

Como cierre de tan exclusivo recorrido gastronómico tomamos un postre de la casa: cremoso de queso con fresas frescas, caramelo y teja de almendra. Extraordinario. Mis felicitaciones a Juan Antonio Fernández, a los fogones de Juanjo Fernández y a todo el equipo de La Minilla por tan cálida acogida y extraordinario servicio. Para finalizar el pedí a Antonio un mensaje para los padres. “[Silencio] Que lleven a sus hijos al teatro. No hay nada igual para desarrollar la imaginación. Los niños tienen que afrontar todo con una sonrisa y tienen que ser felices. Los niños viven el presente, el momento, y ese momento tiene que ser feliz”. Con este directo y pedagógico mensaje nos despedimos de Antonio Pino, un hombre que no tenemos claro si lleva incorporado el corazón de trapo de su personaje “Peneque”, al que maneja con tres dedos de su mano, o es el propio Peneque el que le insufla su forma de ser y de encarar la vida. Si lo quieren descubrir acérquense a su próximo espectáculo. Allá donde quiera que vaya el titiritero.

Los vinos

BLANCO: Javier Sanz Vino de la D.O. Rueda. Brillante con ligeros reflejos verdosos. Sus frescos aromas recuerdan al pomelo dulce y la piña. Un vino seco y refrescante. Perfecto para beber a cualquier hora.

TINTO: Viña Pedrosa. Vino de la D.O. Ribera del Duero. Complejo y muy completo en nariz; elegante conjunto de aromas frutales y sensaciones de crianza. Un vino amplio, potente, con volumen. Larga persistencia tanto sápida como aromática.

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