Entre bambalinas

Pasos de equilibrista

  • Resultaría paradójico que en la celebración del centenario de la Agrupación las suntuosas procesiones se convirtiesen en las sencillas procesiones

La Virgen de la Victoria vuelve al Santuario en 2018.

La Virgen de la Victoria vuelve al Santuario en 2018. / J. L. P.

Con la significativa fecha del 8 de septiembre en el horizonte, ya no hay excusas: empieza el curso cofrade. Y se hará lo que se pueda, se alcanzará hasta donde las medidas permitan las celebraciones y concentraciones. Se acabó la parálisis absoluta de la primavera y el medio gas en el que se sumen las hermandades en verano, salvando las que celebran en el estío sus cultos. Toca reabrir las puertas, actualizar correos electrónicos, recoger las túnicas que faltan y aprobar la reforma de estatutos, para quien la tenía aún pendiente.

En esa revisión al calendario comienzan a aparecer los primeros cultos. En unos días recordaremos la coronación de la Virgen del Rocío que, cinco años después, aún resuena como un día insuperable. Lamentamos la suspensión de la salida procesional de la Patrona, la Virgen de los Remedios o el Rosario de El Palo, pero por suerte se podrán contemplar las tallas para dedicarles una oración en presencia real. Ahora comienzan las sesiones de junta de gobierno para decidir el futuro, se convocan cabildos, incluso se nombran ya pintores para los carteles de las salidas procesionales de 2021. No hay tiempo que perder y la ilusión no falta.

El próximo día 13 de septiembre, y bajo la organización de la Agrupación de Cofradías malagueña, se verán en Antequera los presidentes de las organizaciones que aúnan en cada capital andaluza a sus hermandades. El futuro de la Semana Santa del año venidero se pondrá sobre la mesa para buscar una forma de poder salir a la calle, si la vacuna está a tiempo –el consejero Aguirre confía en tenerla en enero-. Los cortejos son controlables, el público no depende de las hermandades. El equilibrio se presenta de entrada complejo, pero no imposible.

Los penitentes podrán lucir mascarillas. La estampa, como la posible penitencia, será inédita. En los tronos está el mayor problema, tanto en los varales exteriores como en los submarinos: no existe distancia social alguna. A la palestra sale la posibilidad de salir en andas o tronos de pequeño tamaño. No se debe descartar esta opción. Resultaría paradójico, eso sí, que en un año magno por la celebración del centenario de la Agrupación de Cofradías, las suntuosas procesiones se convirtiesen en las sencillas procesiones. El más difícil todavía es, sin embargo, el recorrido oficial y la predisposición de los abonados. El entendimiento es necesario.

Marzo aún está distante, pero el trabajo no se puede demorar. Los hermanos precisan atención y planes de actuación para seguir ayudando a quienes no van a volver a necesitar. Iniciativas que ilusionen. Llevar a las hermandades fuera de los templos, aunque no se pueda salir en procesión, pero alcanzando otros límites que las acerquen a la fe. Espacios para el entendimiento y la construcción del futuro todos juntos. Sí, sin excepción.

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