Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Merece la pena?
Desde lo alto de la ermita del Calvario, empezaba la jornada del Viernes Santo. A las 15:00 se inició el tradicional traslado, tras el rezo del viacrucis y el besapiés de la mañana, del Cristo Yacente. Tras cruzar el umbral del Santuario de la Victoria, la hermandad realizó la entronización de la Imagen para que el Misterio comenzase su salida procesional acompañado de Santa María de Monte Calvario.
Con anticipación, minutos antes de las cuatro, los penitentes llenaron de luto las puertas del Santuario de la Victoria. Con túnicas y cíngulo de riguroso negro y velas color ocre, el cortejo salió hacia la plaza y el Compás de la Victoria con su tradicional silencio, no siempre respetado por el público congregado, incapaz de dejar sus conversaciones a medias.
La cofradía, que tuvo que pedir hace un mes la colaboración para llenar sus varales y sus filas de nazarenos tras el parón provocado por el Covid-19, pudo completar sus puestos en una semana gracias a la respuesta de los malagueños ante el llamamiento. "Gracias a la reacción de personas de todas las edades que han acudido a nutrir el cortejo penitencial del Viernes Santo, la cofradía saldrá al completo superando, incluso, el número de participantes de los últimos años", explicaron en un comunicado de la hermandad.
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El Santísimo Cristo Yacente de la Paz y la Unidad en el Misterio de su Sagrada Mortaja está acompañado en el trono por Nuestra Señora de Fe y Consuelo, las llamadas "las tres Marías", María Magdalena, María de Cleofás, María Salomé, José de Arimatea y Nicodemo. Poco después, bajo palio, Santa María del Monte Calvario siguió los pasos de su Hijo con los acordes de la Banda de Música de La Paz.
El barrio de la Victoria cumplió con su tradición de acompañar a la penúltima de sus cofradías de esta Semana Santa. Una hora después lo harían el Cristo del Amor y la Virgen de la Caridad por el mismo escenario.
La hermandad del Monte Calvario, surgida en Málaga a finales de la década de los setenta, recogió el testigo de la desaparecida Hermandad del Santo Cristo del Calvario, fundada en la Ermita del Monte Calvario en el siglo XVII por los hermanos de la Orden Tercera de penitencia del Señor San Francisco de Paula.
Con un calor que obligaba a buscarse una sombra, la primera cofradía en acceder al recorrido oficial avanzaba hacia la plaza de la Merced. Por las recogidas calles Granada, San Agustín y Echegaray, lugares especialmente bonitos para ver el conjunto escultórico avanzarían hacia la plaza del Carbón y Constitución para entrar en Tribuna a poco antes de las 19:00.
Dos horas después, la hermandad viviría otro momento destacado del Viernes Santo, la estación de penitencia en la Catedral. Dolores de San Juan y Descendimiento fueron las otras dos hermandades que entraron en la tarde del Viernes Santo en el templo mayor de la ciudad.
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