Unicaja

Jonathan Barreiro, tiempos innegociables

Barreiro, durante un acto

Barreiro, durante un acto / Javier Albiñana

"Se le hizo el otro día una revisión y el médico estaba muy contento; pero el médico nos dijo después que no nos viniésemos arriba, va en plazos pero no sé si podremos adelantar algo", actualizaba Ibon Navarro el pasado viernes el estado de Jonathan Barreiro. Una muñeca izquierda que avanza, cuando justo se cumple un mes desde su paso por el quirófano, cuando la idea inicial era seguir un tratamiento más conservador. Ha podido subsanar el Unicaja con naturalidad la baja del gallego, el equipo ha seguido ganando partidos y manteniendo la excelencia. Sí que esos registros del gallego pudieron echarse en falta ante el Gran Canaria, dureza que agradece el equipo malagueño en momentos concretos. Un rol diseñado a medida, que normalmente pasa desapercibido, pero que se engrandece cuando Barreiro tiene su impacto, y más frente a equipos con aleros altos, reducir a ese cuatro móvil o contagiar cuando hay falta de energía. Pero el Unicaja altera su estructura para mantener el nivel, lo lleva en la sangre. Si hay lesiones, la respuesta del equipo es contundente. Esa versatilidad acentuada y transformar una desgracia, como es una baja de varias semanas, en una oportunidad para seguir creciendo.

Pero llega febrero. La competición se empina, después de estas semanas para llenar el depósito, y lógicamente se mira a la enfermería. El Unicaja no correrá riesgos en ningún caso con Barreiro, por lo compleja que es esa recuperación en el escafoides, dolencia que puede convertirse en crónica si esos plazos no se respetan. Es un hueso complicado a la hora de sanar y soldar, cuando las sensaciones del jugador pueden ser otras. Y por el contexto deportivo sería irracional el tratar de reducir esas 8-10 semanas, que en un principio manejaba el club para consumarse su vuelta. Como aludía Ibon Navarro, los servicios médicos del club insisten en esa paciencia. De retrasar al máximo su vuelta a las pistas para minimizar riesgos. Que no sea la mano de tiro ayuda en el proceso, para que la puesta a punto sea más rápida. Claro que se mira a la Copa, a solo un mes que el Unicaja dispute sus cuartos de final ante el pétreo y fiable Lenovo Tenerife. Esa es la fecha. Pero no será sencillo que llegue en unas condiciones óptimas, más en unas exigencias tan altas como es una Copa, semana donde las sensaciones tienen peso. Y no son días para experimentar. El Unicaja maneja, como escenario ideal, que el jugador pudiese disputar un partido antes para quitar la telaraña y acumular cierto rodaje. La última cita antes de la Copa es el Obradoiro-Unicaja de Liga Endesa, el próximo 10 de febrero. Después, ya sería difícil integrar a un jugador tras dos meses de lesión. Habrá que ver los próximos avances y si se mantiene ese optimismo moderado, siempre con el freno de mano echado.

Salvo sorpresa, Barreiro se perderá tres partidos en la segunda fase de BCL. Primera vuelta del Round of 16 que acaba el 6 de febrero en Estrasburgo. Su hueco será para Lima, aún inmerso en su proceso de volver a su nivel; mientras que Ibon Navarro tendrá que hacer descarte para incluir a Mario Saint-Supéry. Sima, Djedovic y Alberto completan los cinco cupos que exige BCL, por lo que es un tema controlado. Otro motivo para no arriesgar con el gallego. Tiempos que no se van a negociar. Y el Unicaja hace bien porque prolongar esa ausencia ya sí sería un problema serio.

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