Resultado y crónica del Coosur Betis-Unicaja

Si no es la defensa, es el ataque (78-75)

  • El primer Unicaja de Katsikaris contiene mejor al rival, pero falla ofensivamente en un día en el que no se podía hacer

  • Plaza vuelve a ganar ante su ex equipo

  • Más protagonismo para Nzosa (13 puntos)

Alberto Díaz pelea con Randle.

Alberto Díaz pelea con Randle. / ACB Photo

Los problemas están ahí, el Unicaja sigue perdiendo partidos. No ha habido tiempo de que Katsikaris hiciera cambios, pero persiste una nube negra encima del equipo, de una plantilla que también tiene que empezar a ser señalada. Hay demasiados jugadores lejos de su nivel ahora mismo. Buen esfuerzo, mejor actitud defensiva, en un partido jugado a muchos puntos menos que en la ida, pero con mismo resultado. Victoria del Betis (78-75) de Joan Plaza, que se movió mejor y quiso más en un partido enmarañado en los momentos decisivos. El ex técnico cajista ha ganado los dos partidos, perdió seis de los otros siete que jugó. Tuvo en Feldeine a un desatascador del que el Unicaja careció. Brizuela tuvo momentos de liderazgo, pero en los momentos claves no metió. Un tremendo Yannick Nzosa reclamó más minutos, tuvo un momento rutilante de protagonismo soberbio en el partido, manteniendo al Unicaja en el último cuarto.

Uno de los déficits esta temporada con Casimiro, relacionado con lo de Feldeine, ha sido el reparto claro de roles y ahí tiene que trabajar Katsikaris. Conforme avanza la temporada y el scouting rival crece también ha mermado la fluidez ofensiva, se ataca cada vez peor, es una tendencia. La precipitación fue constante mientras el griego se desesperaba pidiendo orden y paciencia. Se erraron demasiados triples, un número considerable en buenas posiciones. Pero sigue habiendo problemas en la ocupación de espacios, es inexplicable encontrarse a finales de enero con situaciones en las que un jugador mata una ventaja con un movimiento por desconocimiento o incapacidad de lectura.

Ya tiene una fotografía más cercana Katsikaris de lo que tiene que hacer. Y es un trabajo inmenso, ciclópeo a mitad de temporada. El problema es que no hay tiempo. Balance negativo (9-11) y el play off se aleja y este miércoles, el último hilo de vida que queda en la Eurocup. Es una situación de presión máxima y hay demasiados jugadores lejos de un nivel necesario para revertir algo así. Tiene que ser psicólogo y táctico para levantar a un equipo hundido moralmente y sin confianza. Tocó teclas, lógicas cuando se cambia de entrenador, para dar un punto de agresividad defensiva que se pagó entrando al bonus en todos los cuartos con tiempo por jugar y que se vio reflejado en los tiros libres. 26 en los locales y 11 en los visitantes.

De salida, Katsikaris colocaba como titular a Brizuela por Alonso respecto a lo que venía siendo habitual con Casimiro, también Alberto por delante de Jaime Fernández. En conceptos y rotaciones, la continuidad fue casi total. Sesión y media de trabajo tampoco daba para muchas revoluciones, ya lo advertía el técnico griego. Vino el citado cambio al inicio por actitud y agresividad defensiva, que costaba faltas y meterse pronto en el bonus. Pero en estos momentos es mejor pasarse que quedarse corto. Entraban con fluidez las situaciones con tiros abiertos y eso permitió liderar al Unicaja hasta mediado el segundo cuarto. En los alrededores de los cinco puntos arriba se había movido hasta entonces.

Había mucha más actividad y orden de atacar el rebote de ataque (nueve al descanso), pero empezó a colapsar ofensivamente el Unicaja, incómodo (37-35 al descanso) y con pocas situaciones para generar ventaja. Ferrari quedó fuera de la rotación y Gerun salió tras Guerrero en el primer tiempo, pero ya no volvió a aparecer ante la llamada a la puerta de Yannick Nzosa.

“De las 11 pérdidas tres han sido por flopping, faltas simuladas que ellos hacen, eso no es baloncesto”, se quejaba Joan Plaza al descanso en los micrófonos de Movistar. Más tarde se vería que su lamento sería efectivo. En un momento caliente le cayó una técnica a Abromaitis por ese flopping. Podía haber duda (pareció ataque), pero en ningún caso era simulación, el rival sacaba el codo, incluso. Era ya eso en el último cuarto, después de que Brizuela se hubiera echado el ataque (en esto no había cambio con Casimiro) y de que Nzosa irrumpiera como un trueno, con catálogo nuevo, desde repartir juego en el poste alto a dos acciones en las que puso el balón en el suelo a siete metros y realizó dos grandes mates sobre Ndoye y Jordan.

La defensa era, es, el caballo de batalla del Unicaja, se perdieron un par de rebotes, uno que metió Kay, decisivos para el partido. Pero seguramente se perdió en Sevilla por un deficiente ataque que se ha ido empobreciendo durante la temporada. La situación es más crítica aún. Y, obviamente, no ha habido margen para que Katsikaris meta mano tácticamente. Una versión más defensiva no bastó para ganar en Sevilla, a un Betis que, con sus limitaciones y sus bajas, está bien entrenado y seguramente da para algo más que esas cinco victorias. Pero haber perdido dos partidos contra ellos retrata bien la situación.

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