Unicaja

El carácter ambicioso de Katsikaris

  • El griego mantiene un discurso exigente e inconformista y tiene el foco en el play off de la ACB

Los jugadores del Unicaja, antes de un tiempo muerto en el Carpena.

Los jugadores del Unicaja, antes de un tiempo muerto en el Carpena. / acb photo

El Unicaja está de vuelta entre los ocho primeros de la ACB. Hay dos partidos de diferencia con el Joventut, que tiene un partido menos y aún debe visitar el Carpena. Es uno de los 10 partidos que le quedan al equipo cajista de la ACB, por el momento. A no ser que la Penya de diluya en este final de temporada, circunstancia que no se descarta porque ahora tiene una eliminatoria durísima con la Virtus de Bolonia por un hueco en las semifinales de la Eurocup, el club de Los Guindos está en una pelea a tres por el octavo lugar. Unicaja, Morabanc Andorra y Baxi Manresa. Los del Principado también deben jugar en Málaga en unas semanas, dos partidos en los que el average va a ser fundamental. 

El análisis debe ser realista. El play off es la tabla de salvación del Unicaja para maquilla una temporada donde por primera vez en el siglo XXI ha estado fuera de los 30 mejores en Europa y cayó en los cuartos de final de la Copa del Rey, más allá de haberle competido de tú a tú y con polémica al campeón. Así, seguir entre los ocho mejores en España es un imperativo. Hay muchas cosas en juego a nivel de club, pero también en el aspecto individual. Una mala confección de plantilla no debiera arrastrar por el sumidero a un proyecto que era interesante hace unos meses. Esta recta final dará certezas de qué apuestas tienen que seguir tomándose y cuáles no deben ir más allá de junio. Uno que acaba contrato, además de varios miembros de la plantilla, es Fotis Katsikaris. Su contrato puede cortarse este verano por ambas partes. 

"Quiero conseguir que nada sea suficiente para el Unicaja", asegura el entrenador en una entrevista con este periódico en el parón de febrero. Unas palabras que muestran a las claras la filosofía del heleno, exigente por bandera. Lo fue durante sus casi 20 años en los banquillos y no va a ser una excepción en Málaga. Se vio en Santiago en un tiempo muerto en la primera parte, quiero poner al equipo malagueño en su límite. Y sus palabras tras la victoria agónica con canasta de Brizuela, después de perder una renta holgada en apenas un minuto y medio, son un aviso claro al vestuario. "Hay que trabajar unas cosas, hay que mejorar en muchos aspectos", aseguraba. 

Hay que leer el rendimiento más allá del resultado. La victoria no lo cubre todo. "Hay que mejorar. En cada partido individualmente tiene la información de lo que tiene que hacer y eso es lo que estoy esperando. Cosas que hemos trabajado y hablado y cosas que se preveén que pueden pasar. Son cosas que con el talento de los jugadores y su capacidad quiero ver. No estamos en noviembre donde alguien puede cometer los mismos errores. A partir de ahora tienen que estar preparados bien físicamente, mentalmente y tácticamente. No tenemos margen para ningún error", explicaba Katsikaris. 

El heleno, al que el club cajista le dio el fichaje de Malcolm Thomas, le ha cambiado la cara al Unicaja. Le ha dotado de un carácter competitivo que había perdido y lo ha puesto en disposición de pelear por el play off. Cierto es que con él en el banquillo se certificó la eliminación de la Eurocup, pero también que a su llegada hacía falta un milagro para pasar del Top 16. Su preparación de los partidos es notable y su reparto de roles está funcionando. No obstante, la nota será en dos meses. Ahora tiene un duro reto, con la más que probable vuelta de Carlos Suárez. Con 13 jugadores habrá que hacer un descarte. 

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