Unicaja

Y el tsunami ya está aquí

El Unicaja recibió el liderato de la ACB en Atenas

El Unicaja recibió el liderato de la ACB en Atenas / Unicaja CB

Camino de Atenas, próximo al Olimpo, el Unicaja conocía que era el nuevo líder de la ACB. Es un acontecimiento que carece de peso, al menos por los tiempos, primera semana de abril y todavía un mundo para que tenga validez en unos play offs de ACB, todavía con seis jornadas de Liga que pueden dar lugar a fluctuaciones. Más anecdótico que realmente trascendente. Cómo habrá sentado esa noticia en el vuelo transmediterráneo. El club publicaba una foto grupal, ya aterrizados en Grecia, del nuevo líder de la Liga. Ayudará abstraerse el no volver a Málaga hasta el miércoles, pequeña burbuja para jugar ese partido importante en Patras, lo que toca a corto plazo. Pero a la vuelta, ojalá que con esa Final Four de Belgrado sellada, espera ese tsunami de alegría y euforia que ya barruntaba Ibon Navarro hace unas semanas. "No quiero saber nada de esto. Vais a ser un tsunami que no voy a ser capaz de parar", decía el pasado 2 de marzo. Pues ha llegado, como la oleada de elogios del planeta ACB hacia ese proceso del Unicaja. El cómo antes del qué. Ya fue un impulso la imagen ante el Real Madrid, polémica aparte, por cómo se inmovilizó por momentos a los blancos, el mejor equipo de Europa. Ahora sortear ese ruido será la siguiente pantalla. Pero qué ruido.

Sí y no se quería ese liderato. La parte positiva, por el impacto mediático que supone, máxime en una ACB de etiqueta como la actual, tan ensalzada desde cualquier rincón baloncestístico. Hay unanimidad en que la competición vive un momento magnífico. Y que el Unicaja la guíe, cómo no va a gustar. Y lo negativo, la gestión de expectativas y una presión concentrada que puede ser peligrosa, pero nunca puede ser un problema rondar esas cotas tan mágicas. Se mantendrá la discreción y humildad que es compatible con el hambre. La pista no da lugar a confusiones. No saldrán alardes, salvo ese vídeo reciente desde del club, al confirmarse el liderato, con ese tsunami que el club ya ha idealizado. De puertas para dentro, satisfacción por ver al equipo con este nivel tan extraordinario, buscando fórmulas para que perdure. Desde la 14/15, con Plaza, el Unicaja no era líder a estas alturas de competición. Ha llovido. Y durante se intervalo se tocó fondo.

Hubo reacciones dentro de la plantilla. Ibon Navarro contestaba con ese emoticono de echarse las manos a la cabeza, buscando algún plan de choque para frenar con lo que viene en las próximas semanas, pero seguro que contento dentro de ese carácter contemplativo en sala de prensa, a veces temeroso. Se le vio tocado el día del Madrid, además del arbitraje, porque el liderato se había esfumado. Por lo tanto implícitamente hay ese colmillo. "Gran logro para este club, pero el trabajo no ha terminado (Job Not Finished)", escribía Perry en su cuenta de Twitter, o la reacción de Sima. "Nunca se puede subestimar a este equipo. Seguimos trabajando, todavía queda mucho trabajo por hacer". Es el sentir de una plantilla que lo asume con naturalidad. También especial para ello. Y como dice Sima, el subestimar, ante ciertos alarmismos cuando el Unicaja ha tenido alguna decepción, la eliminación de Copa la más notoria. Pero qué vuelo ha cogido el equipo en las últimas semanas. El Madrid lleva dos derrotas seguidas, las mismas que acumula el Unicaja en las últimas 24 jornadas de ACB. Números que se reproducen de esta temporada que son insultantes. Pero dan igual. Siempre habrá perfil bajo.

Porque no se olvida de dónde se viene. Hace menos de dos años, el Unicaja deambulaba por la pista, con el Carpena hecho un solar, mientras presenciaba a un equipo cadáver que suplicaba el no descender a LEB Oro, con su prestigio destruido y derrumbado desde cualquier prisma. 24 meses. Ayer. La Copa de Badalona dio vértigo en su momento, llegó antes de lo esperado, pero se pudo construir sobre ella, eso que hacen los equipos elegidos, como el actual y todos los equipos cajistas que fueron campeones. Actualmente es la diana del elogio, algo normalizado, el último de un gigante como Pedro Martínez tras el Manresa-Unicaja, escenario donde también hace dos años el Unicaja pisoteó su escudo en aquella eliminatoria de BCL que parece queda en el Pleistoceno. Mirar hacia el futuro, pero de reojo echando una vista al crecimiento, en el caso de los malagueños ha sido exponencial e ininterrumpido. Cómo no se va a soñar con un título. Que este tsunami sea eterno, pero que se sepa conducir.

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