Elecciones Andalucía

Un rumor de gente en la invención de su futuro

  • La coincidencia con la Feria marca la jornada electoral en Córdoba, que como es habitual tuvo anécdotas y curiosidades

Una pareja en la estribación del mediodía, Centro Cívico Norte, ella coge un sobre y tres papeletas, PP, PSOE e IU, y se va a la cola mientras él queda pensativo, sin decidirse, como en la fe de que una voz interior acabará finalmente aconsejándole la mejor opción o la menos mala. La pregunta es qué hizo ella, qué última intuición o qué tipo de azar la llevó a escoger una de las tres, en el caso de que ocurriera eso. La pregunta es qué hizo él, qué postrera meditación definió su voto en el caso de que votara. Ella con energía, él con desgana. Pequeños misterios de la jornada electoral, minúsculos relatos de la gente que llena el centro, cada ciudadano en su historia y su domingo, protagonistas todos en la fiesta del comicio. Hay quien vota antes de irse a la Feria a comer. El traje, el chándal, el floripondio confluyen en un espacio inundado de vibraciones vecinales. "Yo espero que gane el Partido Popular, porque como ganen los socialistas no levantamos cabeza. Aunque tendrá que pactar, quizá con Ciudadanos", dice una joven que pronostica que UCOR logrará dos concejales, "más seguro que no". En algún corrillo se hacen también quinielas. A esta hora dos monjas ejercen el voto "en el nombre de Dios" en el colegio Bética Mudarra. Una de ellas vota con sonrisa, con temblor de años, con delicadeza monjil y lenta, inspirada previsiblemente por el Espíritu Santo, que ayer tuvo multitarea después de la invocación de Esperanza Aguirre.

Hay quien viene del desayuno tardío del domingo, con periódico y niños, satisfecho en la anchura del día. La escuela Cruz de Juárez tiene un pasillo largo con macetas y un mural sobre la primavera, ese olor a pupitre y a infancia ausente. Se habla de Eurovisión pero hay silencio en la llegada al aula, como si se entrara en misa. Un grupo de jóvenes maneja la espera entre bromas en voz baja. Un padre explica la dinámica del voto a sus hijos, por qué es secreto, por qué hay que votar, una pedagogía improvisada y bien articulada mientras en la sala polideportiva de la calle Alcalde Sanz Noguer, en Ciudad Jardín, irrumpe José Antonio Nieto con un tentempié para los apoderados del PP. Una sorpresa en la hora del bocadillo.

Condesa de las Quemadas da la bienvenida con una cruz de mayo y un sombrero cordobés. Hablan en la puerta apoderados del PSOE y UPyD. Es ya la hora final de la mañana, que ha sido tranquila. Entra con prisa un policía y sale una pareja de ancianos que ha votado socialista y cree que puede haber sorpresas. Añoran no obstante los tiempos de Felipe y Guerra. Se van a comer con la familia. En el Santuario de Nuestra Señora de Linares hay un perol para los miembros de la mesa. La jornada electoral tiene una dimensión de narración colectiva, de novela polifónica en su prosa popular y templada, un rumor de gente en la invención de su futuro.

La primera hora de la tarde es de calma y somnolencia. En el colegio San Lorenzo los miembros de las mesas se cuentan historias. Durante un buen rato el goteo es mínimo, en espera del desfile de la media tarde, cuando empiecen a llegar los que vienen de pasar fuera el fin de semana. Hay algo más de ambiente en el colegio Colón, sobre todo gente mayor, un matrimonio ha dividido el voto, él a Ciudadanos, ella al PP, "pero más o menos son todos iguales", se van al café y luego a seguir los resultados por la tele. La tarde se enrarece, pierde transparencia, se anega en una música confusa, antigua, fatigosa, una música de calles cansadas, de espera y demoscopia. De urnas cerradas. Ahora empieza todo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios