En una tarde sin héroes, ver la frustración de Isco sirvió como semblanza de lo ocurrido. Nada de lo que intentó le salió al malagueño, siempre bien vigilado por varios futbolistas franjirrojos. Ni regateando, ni controlando tuvo el día. La suerte también le fue esquiva en un chut en el ecuador del encuentro que lamió la madera después de tocar en un defensor rayista.

La falta de movilidad y chispa derivó en ataques previsibles, con centros laterales y falta de llegadas salvo algún contragolpe en la primera mitad, cuando el equipo puso más ahínco en la igualada. Ahí emergió como líder Joaquín, generoso en los pases y que sumó otra asistencia de gol con la que le dio a Demichelis. Portillo, más intermitente, también se asoció con algo más de brío. Saviola, uno de los beneficiados de ello, completó su tarde más negra. Cayó demasiado en fuera de juego y no controló bien esféricos que le dejaban en buena posición. Demichelis y Weligton sufrieron demasiado los arrastres de los atacantes del Rayo y los cambios no aportaron reacción.