Economía

Tsipras dimite para convocar elecciones

  • El primer ministro deja el cargo tras las disensiones internas en Syriza por el tercer rescate a su país. Los comicios anticipados podrían celebrarse en septiembre.

Grecia celebrará elecciones anticipadas por segunda vez este año, después de que el primer ministro, Alexis Tsipras, anunciase su dimisión y la justificase en la necesidad de que el pueblo legitime el tercer rescate pactado con los socios europeos, ante las divisiones internas surgidas en su partido, Syriza. "Mi mandato del 25 de enero ha vencido. Ahora el pueblo debe pronunciarse. Ustedes con su voto decidirán si negociamos bien o no", dijo Tsipras en un mensaje en la televisión pública.

El primer ministro indicó que es el turno de los ciudadanos de decidir mediante el voto "quién debe conducir a Grecia al camino difícil, pero con esperanza, que se abre", además de qué fuerza política "negociará mejor la reducción de la deuda". Reconoció que esta cita con las urnas se produce ante la necesidad de legitimar un acuerdo que no cumple las promesas que su partido, el izquierdista Syriza, realizó antes de las elecciones del 25 de enero pasado. "No conseguimos el resultado que esperábamos, tampoco nos trataron como esperábamos, pero, dada la situación, conseguimos lo mejor posible", aseguró. Tsipras pidió a los griegos "un mandato fuerte" para lograr "un Gobierno estable", en línea con "la sociedad que quiere reformas progresistas".

Tras anunciar su dimisión, se reunió con el presidente de la República, Prokopis Pavlópulos, para presentarle formalmente su renuncia e iniciar el proceso previsto por la Constitución. Pavlópulos encargará a Tsipras la formación de un nuevo Gobierno en un plazo de tres días, a lo que éste ya ha dicho que renunciará. Entonces Pavlópulos hará este encargo al presidente del principal partido de la oposición, la conservadora Nueva Democracia, y, en caso de fracasar, al líder de la tercera fuerza, el neonazi Amanecer Dorado, Nikolaos Mijaloliakos. "No se perfila la posibilidad de formar un Gobierno de amplio apoyo. Por eso, le pido nombrar, lo antes posible, un Gobierno de transición, presidido por uno de los presidentes de los tres tribunales supremos", dijo Tsipras a Pavlópulos.

El líder de Nueva Democracia, Vangelis Meimarakis, afirmó que su formación tratará de constituir un gabinete durante el mandato que se le otorgue, al igual que explorará "las posibilidades para la formación de un Gobierno después de las elecciones". En una rueda de prensa convocada tras la dimisión de Tsipras, Meimarakis le acusó de "burlarse del pueblo, de los socios europeos, de todos". Anunció que se reunirá con el resto de líderes políticos, entre ellos el presidente de Amanecer Dorado. En función de lo que se alargue este proceso, se fijará la fecha de los comicios.

Tsipras, un idealista astuto en el manejo del poder

A comienzos de año Alexis Tsipras se mostraba como un idealista, pero en el cargo de primer ministro de Grecia se convirtió cada vez más en un político astuto en el manejo del poder. Tras meses de tiras y aflojas, este jueves fluyeron los anhelados primeros millones del nuevo programa de rescate y solamente horas después el jefe de la alianza de izquierda Syriza se volcó a una nueva batalla, esta vez en su propio país. Con el anuncio de su renuncia Tsipras busca anular la oposición al interior de su partido. El pueblo deberá decidir en nuevos comicios cuánta importancia real puede atribuirse el ala más radical de Syriza. Sus representantes se oponen a la política de recortes que Tsipras acordó con los acreedores internacionales y le obstaculizaron el camino votando reiteradamente en contra en el Parlamento, tres veces desde comienzos de julio.

Tsipras domina desde su temprana juventud la táctica de sorprender permanentemente al adversario. Tuvo una carrera política clásica de izquierda. Dio sus primeros pasos en política en los años 90 como líder de las protestas de estudiantes. Se convirtió en miembro de la Juventud Comunista de Grecia (KNE). Luego se sumó al movimiento antiglobalización y a la por entonces intrascendente alianza de izquierda Syriza.

En el verano de 2001 su compromiso político lo condujo al centro de las violentas manifestaciones contra la cumbre del G8 en Génova, Italia. Un diario británico desempolvó hace algunas semanas las fotografías que muestran al joven griego al margen de enfrentamientos con decenas de policías italianos. En los violentos choques hubo entonces cientos de heridos y un manifestante murió baleado. El camino desde las calles de Génova hasta la sede de gobierno de Atenas es la obra maestra de Tsipras, que hoy tiene 41 años. Las turbulencias y tormentas de la crisis financiera lo condujeron adonde nadie lo esperaba: en enero pasado puso punto final al bipartidismo griego de conservadores y socialistas.

Bajo la conducción de Tsipras, Syriza experimentó un crecimiento fulminante, del 4,6 por ciento de los votos en el año 2009 al 26,9 por ciento en 2012. El 25 de enero pasado ganó las elecciones claramente con el 36,3 por ciento de los votos. Y todos los sondeos apuntan a que la agrupación también se impondrá en los próximos comicios. De todas maneras no está claro si lograría la mayoría absoluta. Actualmente gobierna en una difícil coalición con los populistas de derecha.

La razón para que Tsipras se impusiera entonces fue que muchos griegos estaban hartos de las promesas de los viejos partidos de gobierno, que con su nepotismo condujeron a Grecia a las profundidades. Y Tsipras, que no formaba parte de la vieja élite de poder, parecía abrir un nuevo camino. Desde enero Tsipras y sus colaboradores definen la política griega. Y se le adjudica gran influencia a un pequeño grupo de unos siete hombres de confianza entre quienes están su mentor político, Alekos Flambouraris, y su amigo de juventud Nikos Pappas. Ambos son ministros de Estado.

Para muchos, Tsipras continúa siendo un misterio. Se muestra cortés, tiene una sonrisa ambigua, y de golpe aparecen las palabras combativas y con el puño cerrado quiere combatir al neoliberalismo. Pero también sabe cuándo debe ceder. De esta manera realizó durante la más reciente cumbre del Eurogrupo un giro de 180 grados y aceptó un duro programa de recortes a cambio del rescate de su país con un nuevo paquete de ayuda por hasta 86.000 millones de euros. La situación se muestra desoladora. Uno de cada cuatro trabajadores no tiene empleo, los ingresos del Estado se reducen, el crecimiento no está a la vista.

Pero Tsipras sabe ponerse el pueblo de su lado pese a estas adversidades. "Quien tenga otra política debe decirlo", repite una y otra vez. Con certeza no serán aquellos que condujeron a Grecia a la ruina los que la salvarán, argumenta. ¿Lo logrará Tsipras otra vez?

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