La delicada labor de devolver el esplendor a una imagen
Las restauraciones de Jesús Cautivo, el Señor de Pollinica y el Cristo de Estudiantes retirarán del culto a las tallas tras Semana Santa

Málaga/Los años pasan para todos, incluidas las imágenes devocionales. Como obras de arte soportan en la madera y policromía el devenir del tiempo, la acumulación de polvo, los cambios de temperatura y humedades de los templos. Como iconos procesionales se añaden el cimbreo de los tronos, el hollín de las velas, el transporte y, en el caso de las que son de vestir, la acción de alfileres y otros elementos de su ajuar.
Las hermandades, conscientes de ello, retiran del culto a sus Titulares para que imagineros y restauradores lleven a cabo los pertinentes procesos de restauración. Con la reciente vuelta de la Virgen de la Salud, obra de Luis Álvarez Duarte, y la actual ausencia del Cristo de Crucifixión, de José Manuel Bonilla Cornejo, dos imágenes procesionarán restauradas en la próxima Semana Santa. La dolorosa de San Pablo volvió el pasado mes de noviembre a su templo con una profunda limpieza y mejora de su policromía, mientras que el crucificado del Buen Pastor llegará a Málaga el 12 de marzo tras solventar algunas grietas y el craquelado de la policromía que sufría en su brazo derecho y otras zonas del cuerpo. En ambos casos, los mismos autores han sido los responsables de devolver a las tallas su esplendor.
Pero, ¿qué ocurre cuando el autor ha fallecido? Dependiendo de las necesidades de la talla, las hermandades confían el trabajo a un imaginero o a un restaurador. En el caso de la imagen de Jesús Cautivo, realizado por José Martín Simón en 1938, será el doctor en Bellas Artes de Sevilla e imaginero Juan Manuel Miñarro el encargado de solucionar los problemas de estructura que afectan a la talla, especialmente desde el Lunes Santo de 1979, año en que la lluvia sorprendía a la hermandad trinitaria en la calle dejando gran parte de su patrimonio muy dañado.
En 1981 se añadieron elementos metálicos a la talla para darle estabilidad que "con el paso del tiempo, se han confirmado como una solución incorrecta, manifestándose en pequeñas grietas producidas por las vibraciones propias de la función procesional de la imagen y las tensiones contrapuestas que ejercen estas barras de acero en las piernas, y que cada vez son más evidentes y profundas, lo que podría poner en riesgo la estabilidad de la imagen en el futuro", según explica la propia hermandad. Estos elementos serán retirados por Miñarro en un proceso de restauración integral que, en los cuatro meses y medio en los que la imagen estará retirada del culto, devolverá el esplendor a la talla. Jesús Cautivo permanecerá en la iglesia de San Pablo hasta que finalice la Semana Santa.
Quien no retornará a la iglesia de San Agustín tras el Domingo de Ramos será la imagen de Jesús a su Entrada en Jerusalén, que partirá hacia el taller de Antonio Bernal durante la propia Semana Santa para realizar su restauración. La imagen, realizada en 1943 por Juan Martínez Cerrillo, volverá a Córdoba para mejorar el sistema de ensamblaje de la mascarilla y mejorar su policromía. Las intervenciones realizadas por Suso de Marcos -que talló el juego de manos- y Navarro Arteaga, quien creó su actual cuerpo, diferencian actualmente tres intervenciones en la talla.
Por su parte, el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) llevará a cabo la restauración del Cristo Coronado de Espinas de la cofradía de Estudiantes. Aún sin fecha de marcha, la talla realizada por Pedro Moreira en 1946 presenta en la actualidad pérdidas de policromía y una grieta entre ambas rodillas que serán parte de la historia una vez visite el taller de la institución pública. En este tipo de procesos, la voz de los expertos es fundamental. El historiador y experto en imaginería José Manuel Torres explica que "una restauración se debe realizar bajo unos parámetros de conservación, reversibilidad de la intervención y, sobre todo, respeto a la obra". En su opinión, con un correcto cuidado y mantenimiento de las imágenes "con que se restaurasen cuando los barnices y pátinas alterasen la imagen sería suficiente". Las manos de quienes conocen bien la materia son las que terminarán devolviendo su esplendor a los iconos devocionales.
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