Málaga

El Defensor del Pueblo Andaluz pide de nuevo respuesta al olvido de Asperones en Málaga

  • Su oficina ha reiterado a la Junta y al Ayuntamiento de Málaga la petición de información sobre las actuaciones prometidas

  • La barriada lleva 32 años en una situación de pobreza extrema, exclusión e infravivienda

Chabolas en una de las calles de las fases I y III de Asperones.

Chabolas en una de las calles de las fases I y III de Asperones. / Javier Albiñana (Málaga)

La ausencia de novedades en Asperones es el pan nuestro de cada día. Hace 30 años que, entre las infraviviendas y la pobreza, el desempleo y la exclusión, se congeló el tiempo de las buenas noticias. En este barrio “de transición” creado a finales de los años 80 viven hoy unas 1.100 personas, de las que 450 son menores de 18 años.

Solo dos estudiantes han llegado a la universidad y el paro, según el estudio realizado por la UMA en 2017, superaba el 74%. Llevan sin alumbrado público más de un año y con el estigma toda su vida. Ante esto, un gran silencio administrativo. Por ello, el Defensor del Pueblo Andaluz ha requerido de nuevo al Ayuntamiento de Málaga y a la Agencia de Vivienda y Rehabilitación de la Junta de Andalucía información sobre las actuaciones comprometidas.

Cristóbal Ruiz Román es profesor de la UMA y miembro de la Mesa Técnica de Asperones. En ella participan organismos públicos, el colegio María de la O, la Universidad de Málaga y las ONG que trabajan en el barrio con el ánimo de mejorar la situación de estas familias malagueñas. “En 2017 se reabre el expediente que Chamizo ya puso en marcha en 2009 y la Junta y el Ayuntamiento se comprometen a reactivar el plan de desmantelamiento y a reunirse”, explica Ruiz Román.

Ante la falta de respuesta, en 2019 volvieron a pedir desde la Mesa al Defensor del Pueblo que actuara. “Las administraciones dijeron que se iban a reunir en octubre de 2019, cuando se aclararan los cargos tras las elecciones, pero no lo hicieron”, agrega el profesor y señala que “a pesar de haberse comprometido por escrito con el Defensor del Pueblo”.

"Asperones continúa en una situación de pobreza extrema, con unos índices de desempleo muy altos y muchas dificultades en otros niveles"

Por ello, la oficina de Jesús Maeztu pidió nuevamente cuentas de lo que estaba pasando con la situación de esta barriada. El 22 de noviembre pasado, con motivo de la inauguración de la plaza de los de Derechos de la Infancia, Maeztu visitó Asperones.

“Vino al acto y estuvo todo el día, conoció el barrio, se reunió con las entidades y se hizo cargo de su situación tan precaria, de su realidad”, explica Ruiz Román. Tanto es así que “por voluntad propia nos volvió a mandar un nuevo escrito, ya que como seguía sin tener noticias le hacía un nuevo requerimiento de información a la Junta de Andalucía y al Ayuntamiento”, añade.

Mientras que pasan los meses y los años sin ningún movimiento por parte de las entidades implicadas, en esta pequeña isla marginal, alejada de todo, las cosas siguen “exactamente igual”, como señala el miembro de la Mesa.

"El estigma es muy profundo, no solo por ser un barrio gitano, sino por ser un barrio pobre"

Asperones continúa en una situación de pobreza extrema, con unos índices de desempleo muy altos y muchas dificultades en otros niveles, como su infravivienda, el chabolismo y un estigma muy profundo, no solo por ser un barrio gitano, sino por ser un barrio pobre”, indica Ruiz Román.

Es un barrio, como subraya el profesor, “que ha sido apartado de la ciudad, alejado de los servicios, que vive sin centro de salud, sin farmacia ni tiendas y con grades dificultades para acceder a un empleo, a una formación que los capacite para poder obtenerlo”.

En la educación y la inserción laboral se halla la cuerda necesaria para escalar desde el hoyo, una acción tan difícil cuando se encuentra poco aliento, poca confianza en que es posible. Por eso, dice Ruiz Román, es tan necesario que se actúe en la fase previa al desmantelamiento del barrio.

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