En 1987 se creó un asentamiento temporal entre el desguace, el vertedero y el cementerio de Málaga para llevar allí a familias gitanas de chabolas y corralones del centro de la ciudad. Los Asperones iban a servir para cinco años y llevan 35 sufriendo el aislamiento y una pobreza tan enquistada que los ha dejado en un hoyo demasiado profundo para poder salir de él. Ni un parque infantil, ni un banco en el que sentarse, ni iluminación nocturna en las calles, ni papeleras, ni una zona verde, un bar o una tienda. Nada. Los Asperones son el ejemplo claro de todo lo que queda por hacer en la erradicación de la pobreza.