Opinión | Territorio Comanche

Explicaciones ¿de qué?

  • En Málaga capital tenemos un barrio que es más rico que el 98,4% de los barrios del país y otro que es más pobre que el 99,9% de estos

  • Y una de las soluciones consiste en soltar turistas por los barrios al margen de la más mínima gobernanza ciudadana

  • Bochorno

Un grupo durante una despedida  de soltero en Málaga.

Un grupo durante una despedida de soltero en Málaga. / Marilú Báez

HACE un par de años, justo después del confinamiento, en múltiples ocasiones y de la mano de nuestro máximo regidor casi se rogó a la ciudadanía que recuperásemos el centro histórico. No había turistas, y se requería el esfuerzo de los malagueños, para evitar el hundimiento. Recuperadas las constantes prepandémicas, se ha expulsado tanto a la población residente, como a la transeúnte.

El centro ha sido ocupado por turistas con sandalias, shorts, en algunos casos descamisados, cuando no portadores de muñecas inflables o cogorzas espectaculares, sin el mínimo sentido del decoro. Las fuentes ya son baños públicos. Se les ha ido de las manos. El alcalde no solo ha conseguido la “merdellonización del centro”, sino que también ha decidido acabar con los desequilibrios territoriales de Málaga, pero no como sería deseable, igualando por arriba, sino trasladando a los barrios la misma problemática que padece el centro. Ultima ocurrencia: turistificacion tutiplén, en una ciudad en la que existe una marcada segregación del espacio urbano. Inclusión inversa, se podría denominar.

Estas diferencias sociales, económicas o laborales, se están produciendo en el mismo territorio que usamos todos los días

Así lo muestra uno de los indicadores, como es el precio de la vivienda en venta, que nos permite marcar las características sociodemográficas y económicas en ámbitos urbanos, y que en Málaga capital está en máximos históricos según el último informe del Portal Idealista, que cifra el encarecimiento acumulado en el último año en un 5,6%. La realidad es que el metro cuadrado alcanza ya los 2.225 euros de media, lo que supone que adquirir un modesto piso de 70 metros cuadrados para una familia se coloca por encima de los 155.000 euros Es decir que dado que el salario medio en Málaga es de 1.167,67 euros mensuales o unos 16.000 anuales, las posibilidades lógicas de adquirir una vivienda son mínimas. Sin embargo, siendo alarmante esto, la realidad es que estas cifras esconden unos importantes desequilibrios, puesto que mientras en la zona este o el centro el precio del metro cuadrado frisa los 3.000 euros, en la Palma-Palmilla apenas si es de 1.000 euros , y solo superan los 2.000 euros Churriana y Teatinos. Diversas circunstancias pueden explicar esto, incluyendo las post-pandémicas y la necesidad de adquirir residencias unifamiliares con espacios abiertos. Ojo, que me refiero a las viviendas adquiridas en propiedad y por tanto susceptibles de ser vendidas.

Es solo un indicador que, junto a otros de carácter social, económico y laboral, nos marca la segregación del espacio urbano que, por otra parte, no es exclusivo de Málaga, y de ahí que se activasen en su día los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para establecer umbrales que cumplir en el corto plazo, potenciar y promover la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición; garantizar la igualdad de oportunidades y reducir las desigualdades. En definitiva, que nadie se quede atrás, que es algo bastante más importante que un simple lema, porque estas diferencias sociales, económicas o laborales, se están produciendo en el mismo territorio que usamos todos los días, en las mismas calles que transitamos, en los mismos espacios que habitamos, y en los mismos paseos marítimos por los que nos paseamos. Sin olvidar el mismo puerto al que vamos y en el que nos han colocado la valla de la vergüenza, como máxima expresión de segregación urbana, los megayates a un lado y los malagueños de a pie, al otro. Ante todo esto, no cabe más que la activación de estrategias inclusivas. Ningún vecino se puede quedar atrás.

No tiene sentido que el consistorio solo pretenda impulsar un programa para establecer flujos turísticos para los barrios

El Ayuntamiento de Málaga es conocedor perfectamente de esta situación porque tiene dos herramientas de indudable valor, como la Fundación Ciedes y el OMAU. Sin embargo, no deja de sorprender que, en vez de llevar a cabo estrategias inclusivas, mediante la mejora de la calidad de vida en los barrios afectados a través de mecanismos sostenibles, involucrando a los vecinos en los mismos en la toma de decisión, en eso que se denomina gobernanza, siendo conscientes de la masificación turística del centro, se planteen la “descentralización” del turismo hacia los barrios, con lo que solo cabe pensar que lo que se pretende es habilitar el centro para turistas de alto poder adquisitivo y así desplazar al turismo low cost de despedidas de soltero, ruidos, y borracheras hacia los barrios. ¿Se ha consultado con las asociaciones de vecinos, con los vecinos, con el tejido social, con los involucrados, en definitiva?

A esta digámosle idea, hay que darle una vuelta, porque no tiene sentido que, de cara a corregir la actual concentración de turistas en el centro histórico, el consistorio solo pretenda impulsar un programa para establecer flujos turísticos para los barrios, para lo que naturalmente recurrirá a los fondos Next Generation. Dicen que se han trazado unas rutas desde el respeto tanto de la esencia, la tradición cultural y la sostenibilidad del recurso en sí, como del entorno social, cultural y residencial en el que se encuentre. Desde luego si esto no es sino una ocurrencia más para solicitar los cacareados fondos europeos se le parece muchísimo, ahora bien, si realmente esto se ha pensado, seguro que habrá turistas que quieran hacer la ruta de los barrios de las colinas que empezaría por The lemmon tree hills (colinas del Limonar), pasando por The Fly (la Mosca), The closed of Calderon (Cerrado de Calderón), Lookatflowers (Miraflores), y terminaría en The Stick (El Palo), como barrio marinero por excelencia y en The padlock (El Candado). Aquí se trataría de enseñar la no solución de los Baños del Carmen, la no solución de las casas de pescadores de Pedregalejo y Palo, y la no solución de la conexión a lo largo del paseo marítimo. En The Little Palm (La Palmilla), The Four of December (el Cuatro de Diciembre), Cadiz Road (Carretera de Cadiz), Gate White (Puerta Blanca), los turistas podrían contemplar la amplitud de las viviendas de la población residente, y cuáles son sus extraordinarios estándares de vida, y la cantidad de zonas verdes por habitante de la que gozan, sitios ideales para organizar despedidas de solteros. En The Little Lagoons (Lagunillas), New Málaga (Nueva Málaga) o The Front Page High (Portada Alta), también podrán contemplar los índices de bienestar de la población. En Málaga capital tenemos un barrio que es más rico que el 98,4% de los barrios del país y otro que es más pobre que el 99,9% de estos. Y una de las soluciones consiste en soltar turistas por los barrios al margen de la más mínima gobernanza ciudadana. El dominio de la desvergüenza. Explicaciones ¿de qué?

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