Huelva, un ejemplo de que sí se puede
El Servicio de Control de Mosquitos onubense es un referente nacional en la lucha contra las plagas y mantiene que la clave se basa en complementar técnicas según los casos

Málaga/En Málaga aún no se ha logrado dar con la clave para plantar cara efectiva al mosquito que desde hace casi dos años trae de cabeza a los vecinos del entorno de la desembocadura del río Guadalhorce. Pero hay otros sitios donde hace décadas que consiguieron ganarle la batalla. El Servicio de Control de Mosquitos de la Diputación de Huelva es un referente nacional en la lucha contra el insecto y al que la Delegación Territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía recurrió el verano pasado para buscar una solución.
No en vano es el único departamento específico que depende de una administración pública en Andalucía y uno de los pocos que hay en España. Empezó a funcionar en 1987 y desde entonces ha ido perfeccionando sus técnicas para mantener a raya la proliferación de los molestos mosquitos en un frente costero de 60 kilómetros y con unas condiciones ambientales especialmente proclives al desarrollo de determinadas especies.
No hay una fórmula mágica ni una receta única. El secreto del éxito de este pionero servicio, que atiende a una decena de municipios onubenses, es en palabras de sus integrantes la aplicación de todas las medidas contempladas dentro de la llamada lucha integral, y que incluye desde actuaciones preventivas a correctoras según las necesidades.
En Huelva, al igual que existe en otros lugares como Málaga, existen más de dos docenas de especies distintas de mosquitos, por lo que desde este servicio explicaron a este periódico que lo primero y fundamental es "identificar y diagnosticar cuáles son las que son capaces de provocar plagas y las condiciones ambientales en las que se desarrolla cada una".
Es la forma realmente eficaz de adoptar y desarrollar un plan de acción, y de que las medidas que se acuerden resulten verdaderamente efectivas a la hora de controlar su desarrollo, aseguraron. De hecho, las dos especies más comunes localizadas en el paraje natural de la desembocadura del río son Ochlerotatus caspius y Ochlerotatus detritus han resultado ser también algunas de las más presentes en Huelva, de ahí que se les conozca como de las marismas.
Su particularidad es que pueden proliferar en cualquier época del año si se dan las circunstancias óptimas. Se trata de un tipo de mosquito de una amplia distribución y muy común en toda la cuenca mediterránea que no entraña ningún peligro. Son marrones, tienen algunas manchas claras, son picaduras diurnas y sus picaduras pueden dar algo más de reacción que las habituales.
Salvando las "enormes" distancias entre el problema del mosquito en Málaga y en Huelva, este especializado grupo de trabajo, que no interviene en el parque nacional de Doñana, va más allá del mero control basado en la aplicación de insecticidas. Más bien por el contrario se basan en un concepto mucho más amplio que incluye la integración de distintos métodos de lucha, la ejecución de medidas preventivas y el fomento de actividades divulgativas y de concienciación ciudadana.
"La clave es siempre adaptarse a cada situación y tener amplitud de miras", insistieron. Desde la aplicación de biocidas con maquinaria específica a veces en el mismo medio, indistintamente a larvas o ejemplares ya adultos, a otras técnicas indirectas en espacios adyacentes. Los factores ambientales, fundamentalmente las precipitaciones y las temperaturas, son determinantes hasta el punto de que "hay casos en los que merman los efectos de las medidas que se adoptan".
Formado por unas 60 personas en los momentos de máxima actividad, la labor de este servicio no se queda en la mera intervención y complementa con la investigación una tarea que lo han convertido en referente.
La fumigación empieza hoy
La empresa Athisa, a la que el Ayuntamiento de Málaga tiene asignado el control de plagas en la capital, comenzará hoy a fumigar los alrededores del paraje natural de la desembocadura del río Guadalhorce para atacar a los mosquitos adultos. La medida se realizará mediante el uso de insecticida adulticida empleando dos tipos de equipamiento: una carretilla pulverizadora dirigida hacia las zonas de refugio diurno de las poblaciones de mosquitos, y un cañón pulverizador denominado tifón y montado sobre un vehículo adecuado al terreno sobre el que se actúa. Según los planes del Área de Sostenibilidad Medioambiental, estas medidas se desarrollarán entre los meses de mayo a septiembre, ambos incluidos, al considerarse la temporada de mayor riesgo con una periodicidad de tres veces a la semana en las zonas clave situadas en el entorno del paraje natural del Guadalhorce. También se seguirán los tratamientos larvicidas y se colocarán nuevas trampas.
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