Málaga

Las playas de Málaga dan la bienvenida a los visitantes de otras provincias

  • Cordobeses, sevillanos y granadinos con segunda residencia en la capital acuden a su vivienda y a la playa por primera vez en tres meses

  • La restauración de los paseos marítimos comienza a notarlo en las ventas

Playa de la Misericordia este sábado.

Playa de la Misericordia este sábado. / Marilú Báez (Málaga)

La mañana ventosa de sábado no se prestaba al disfrute de una jornada ideal de playa. Pero después de tres meses, eso era lo de menos. Pisar la arena y disfrutar de la brisa marina era lo importante para visitantes de otras provincias. “Somos de Córdoba capital, teníamos muchas ganas de venir y de darle una vuelta a la casa, nos preocupaba bastante”, comenta una familia a la entrada de la playa de Sacaba.

Es la primera vez que se han podido desplazar a su segunda residencia y querían comprobar también “cómo está la cosa en la playa, si la gente está respetando las distancias, a ver qué nos encontramos, acabamos de llegar”, dicen bajo la mascarilla. “El viento da igual, al menos podemos ver el mar”, agrega el padre de dos hijos adolescentes. Con sillas, sombrilla y la bolsa caminaban con ímpetu y ganas de pasar las primeras horas de este atípico junio en la orilla.

Pepe tiene tres años y el agua le ha parecido demasiado fría para bañarse. También huye de la ducha y deja atrás a su madre. El pequeño cordobés se reencuentra en el paseo Antonio Banderas con algunos familiares. “¡Qué grande estás, Pepe, cuánto tiempo sin verte!”, le dicen encantados del reencuentro después de tres meses.

No se ve Policía ni ningún servicio especial de vigilancia en la playa de la Misericordia pasadas las 12:00, pero se observa que en la arena se guardan las distancias entre los distintos grupos. No hay una una afluencia masiva de bañistas y los que llegan pueden encontrar su espacio con facilidad.

Sin embargo, hay quienes prefieren el chiringuito. Manuel y sus primos acaban de levantarse de la mesa. Han venido a Málaga a pasar el fin de semana, unos desde Albolote y otros desde vecina localidad de Atarfe, en Granada. Se alojan en una casa rural de Campanillas que suelen alquilar cuando se desplazan a la capital malagueña.

“Teníamos ya muchas ganas de salir, la verdad”, asegura Manuel y subraya que todos los años vienen un par de veces. “Tengo más respeto que miedo, con miedo no se puede vivir”, agrega. María José, esposa de su primo, asegura que ha pasado todo el confinamiento encerrada. “Soy persona de riesgo, no he ido ni a hacer la compra”, apunta.

"Tengo más respeto que miedo, con miedo no se puede vivir"

Por eso le sienta tan bien la charla distendida con sus familiares, con los que no se veía desde marzo. “Nosotros quedábamos todas las semanas y ahora han pasado tres meses, hasta ayer no nos hemos podido encontrar otra vez”, agrega María José.

Dos de las mujeres del grupo si que quisieron estrenar la playa con el primer baño de 2020. Para Manuel, la ocasión será en el próximo viaje. Pero no importa, lo fundamental es haber podido dejar atrás el tiempo de las restricciones más duras que le han obligado estar lejos de sus nietos.

Policía local realiza un control en la Malagueta. Policía local realiza un control en la Malagueta.

Policía local realiza un control en la Malagueta. / Marilú Báez (Málaga)

El fuego listo para asar espetos de sardinas inunda el paseo y atrae a algunos clientes, que se sientan a tomar el aperitivo. Aunque quizás menos de los esperados. Al menos para Juan Jurado, propietario del Merendero Casa José, entre Huelin y La Misericordia. “Se está moviendo algo más la cosa pero esperaba más, todavía el negocio está bastante parado, la gente tiene miedo y poco dinero”, sostiene.

“Espero más gente a partir de este fin de semana, ya están viniendo gente de fuera de la provincia, que los estábamos echando de menos”, agrega Jurado. También les falta el turismo internacional, que era numeroso los días entre semana. “Tenemos los museos en frente y se trabajaba muy bien con este sector”, indica.

El Merendero Casa José reabrió sus puertas en la fase 1, el 18 de mayo, cuando le permitieron atender en la terraza. “Nos fue muy mal, la fase dos un poco mejor y esta también, ya han llegado gente de Córdoba, de Sevilla”, señala el propietario del local. Un total de siete trabajadores estuvieron incluidos en el ERTE.

"Creo que hasta septiembre nos va a ir bien, luego en otoño la gente se va a volver a meter en casa"

“He sacado a todos del ERTE y he contratado a tres más para los fines de semana”, subraya, mientras afirma que es optimista aunque con reservas. “Hasta septiembre espero que vayamos bien pero creo que en otoño la gente se va a volver a meter en casa y seguro bajará el trabajo”, estima.

Aspecto del paseo marítimo de El Palo y sus chiringuitos este sábado. Aspecto del paseo marítimo de El Palo y sus chiringuitos este sábado.

Aspecto del paseo marítimo de El Palo y sus chiringuitos este sábado. / Marilú Báez (Málaga)

En el restaurante italiano Bellavista Mare tienen todas las mesas reservadas para el almuerzo. Desde el 21 de mayo los trabajadores se reincorporaron a su puesto y su actividad ha vuelto con cierta normalidad.

Pasan calor con las mascarillas, han extremado las medidas de limpieza, han perdido mesas en el interior y desinfectan los baños cada media hora, pero todo vale la pena si siguen con el servicio completo. “Lo importante es que los clientes se sientan seguros”, dice Vicente, el encargado del establecimiento.  “Se ha reactivado todo, nosotros estamos trabajando bastante bien”, agrega.

"Vecinos que tienen aquí su segunda residencia han llegado con el miedo a que les hubieran robado o entrado okupas"

También destaca Vicente que han atendido a comensales de Córdoba, Sevilla y Granada y que se ha notado la movilidad entre provincias esta semana. “Han llegado vecinos de estos bloques que tienen aquí su segunda residencia y que han podido venir por fin”, señala Vicente. “Tenían el miedo de que les hubiesen robado o entrado okupas en este tiempo, pero nos han contado que no han tenido problemas”, añade.

El control policial del paseo marítimo ha sido intenso desde que se comenzó a salir del confinamiento. “La policía montada tenía que sacar a gente de la playa cuando todavía no estaba permitido el baño”, destaca Vicente. Igualmente controlan el uso de mascarillas y la distancia social. Sin embargo, dice, aunque la temporada se ha iniciado con ganas, están viendo que en la arena la mayoría respeta las normas para un buen uso del espacio.

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