convulsión en el norte de áfrica Erdogan está realizando una intensa labor de intermediación

Turquía 'vende' su modelo

  • El régimen de Ankara se aprovecha de las revueltas en el mundo árabe para intentar demostrar a la UE que su ejemplo es lo que más se precisa en estos momentos

Las revueltas en el norte de África y Oriente Próximo han dado nuevos argumentos a Turquía para recordar que sería un socio importante dentro de la Unión Europea, donde las negociaciones para su ingreso llevan un lustro estancadas.

"Turquía es muy influyente en muchos países donde la UE no lo es y los sucesos del norte de África hacen su ingreso (en la UE) incluso más importante", declaró el ministro turco de Asuntos Europeos, Egemen Bagis, en un encuentro con periodistas españoles en Estambul.

Turquía, gobernada desde 2002 por islamistas moderados, ha ofrecido su ayuda para guiar la transición política en Túnez y Egipto, países aliados de Occidente cuyos regímenes inmovilistas han sido derribados en las últimas semanas por las protestas populares. Y aunque Ankara prefiere no hablar de un modelo turco de democracia, opina que puede ser "fuente de inspiración" para estos países, islámicos como Turquía y que comparten los mismos valores.

Bagis va incluso más allá y señala que Turquía también puede ser un ejemplo de moderación para millones de jóvenes musulmanes nacidos en países de la UE y evitar su radicalismo.

"¿Qué es mejor, que escuchen el mensaje de Osama ben Laden o el de (el primer ministro turco Recep Tayyip) Erdogan?" pregunta el negociador jefe turco con la UE, quien recuerda que en 2025 el 10% de la población de la Unión será de religión musulmana.

Turquía puede "evitar que la juventud musulmana en Europa se exalte", sentenció.

De estos argumentos se desprende la gran frustración de Ankara con la Unión Europea, un bloque en el que solicitó entrar por primera vez hace ya 45 años, y con el que las negociaciones de adhesión, abiertas en 2005, llevan más de un lustro bloqueadas.

Una frustración que se hace patente en una reciente encuesta según la cual el 64% de la población apoya el ingreso en la UE, pero el 67% no cree que se materialice.

Dieciocho de los 35 capítulos que deben negociarse sobre la base del acervo comunitario están congelados políticamente por algún miembro de la Unión, muchos de ellos por el conflicto de Chipre.

Los griegos de Chipre, una isla cuya parte norte está ocupada desde 1974 por tropas turcas, rechazaron en un referéndum en abril de 2004 un plan de la ONU para la reunificación, que fue mayoritariamente aprobado por la población de la no reconocida República Turca del Norte de Chipre. Los responsables turcos no cesan de recordar este hecho, que dejó al norte turco fuera de la UE cuando Chipre se incorporó a la Unión. "Muchos países se esconden detrás de Chipre", dice Bagis en referencia a la oposición de Francia, Alemania, Austria, Dinamarca y Holanda al ingreso turco en la UE, y se lamenta de que "Europa ha perdido credibilidad en Turquía" .

Francia y Alemania defienden una "relación privilegiada" con Turquía en vez de una adhesión plena, un plan B que Ankara rechaza por tener ya ese tipo de relación.

Ésta incluye una unión aduanera que permite el libre intercambio de bienes con la Unión Europea, aunque paradójicamente los turcos necesitan un visado para viajar a Europa.

Turquía, un país de 75 millones de habitantes a caballo entre Europa y Asia, sería si entra en la UE el segundo país más poblado de la Unión tras Alemania, donde ya viven varios millones de turcos.

La candidatura turca no se ve favorecida por algunas posturas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien la semana pasada dijo en Berlín que los turcos de Alemania no deben perder su identidad y deben hablar turco antes que alemán.

Tampoco son bien vistas en Europa las detenciones de periodistas turcos, 68 de los cuales se encuentran encarcelados -muchos acusados de lazos con el grupo rebelde kurdo PKK o con tramas golpistas- y la prohibición de más de 9.000 páginas en internet, supuestamente por contenido pornográfico o pedófilo.

El principal partido turco de oposición, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), ha acusado a Erdogan y su Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) de tener una "agenda secreta islámica" para el país, donde tradicionalmente el Ejército ha sido el garante de la Constitución laica.

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