RAYDEN: MÚSICA SIN ETIQUETAS
El músico madrileño tomó el relevo en el San Miguel Music Explorers con mucho más que rap

Málaga/Eran cerca de 200 pero parecían miles. El ruido y la ilusión con la que esperaban al inicio del concierto estalló cuando Rayden apareció por el escenario. Arrancó rápido y con toda una declaración de intenciones con un estribillo que dice no hago rap, no hago rap, no hago rap, ¿no? Una cuestión final que sirve para no saber donde encasillarle y, de paso, abrirle las puertas a prácticamente cualquier tipo de música. Y se agradece, más aún en tiempos en los que todo está etiquetado, ya sea música o fotos en redes sociales.
El artista llegaba a Málaga dentro de los conciertos San Miguel MusicExplorers, por los que también han pasado ya bandas cono Niños Mutantes o Señor Chinarro. Una cuidada sala ubicada en el centro de producción de la cervecera, junto al aeropuerto, acoge el evento que se parece en todo lo posible a un pequeño festival. De hecho, incluye un acogedor jardín con food trucks, barra libre de cerveza y hasta un musical photocall con batería incluida.
Letras cargadas de rebeldía y denuncia hacia Trump, la corrupción, la xenofobia o cómo Europa mira hacia otro lado mientras miles de personas refugiadas buscan una vida mejor son protagonistas en las rimas irónicas de David Martínez, es decir, Rayden. Pero el músico también deja hueco a las relaciones personales, al amor o a su hijo, como en el tema Pequeño torbellino, que cantó con Mabü. La bilbaína acudió por sorpresa a la cita malagueña para emular el dúo que forma parte del último disco de Rayden, Antónimo, para deleite del respetable.
El madrileño derrochó simpatía y humor entre canción y canción. Música en acústico que le permitió repasar temas tanto de su cuarto y último disco como de sus tres anteriores para disfrute del público. Una audiencia eminentemente joven, millenial cien por cien, quienes entienden al móvil como una extensión de su cuerpo ya sea para grabar una canción, hacer una foto o avisar a todos sus contactos de que sí, estoy en un concierto de Rayden. ¡Y gratis! Ya saben, póngale un hashtag a la vida. ¿O no?
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