El qué y el porqué

Emiliano García Page ha aceptado encantado el papel de dirigente díscolo del PSOE

Emiliano García Page ha aceptado encantado el papel de dirigente díscolo del PSOE. A la mínima ocasión que se le presenta aparece en todos los medios nacionales criticando al Gobierno y a la dirección de su propio partido, con el regocijo de la derecha. Debe de encontrar especial placer o rentabilidad electoral en esta actitud. Como era previsible, en la nueva polémica sobre la modificación del delito de sedición no desaprovechó la oportunidad y afiló sus dardos dialécticos contra la medida, cosechando la notoriedad que pretendía. En su crítica a esta propuesta dejó escapar la causa central de la discrepancia, que ni siquiera la derecha se atrevió a hacer de forma tan brutal y descarnada: "Cuando se está en contra del por qué no importa el qué". Es decir si se está en contra de la estrategia central marcada por el Gobierno de mejorar el ambiente político y social en Cataluña, de normalizar las relaciones con determinados sectores del independentismo, y de ampliar el apoyo a los partidos nacionales en detrimento de los separatistas, en definitiva, si se está en contra de la búsqueda de zonas de encuentro entre los dos sectores que han dividido a la sociedad catalana y se niega que el diálogo y el acuerdo es la mejor fórmula para conseguirlo, cualquier medida, sea la que sea, se considerará siempre una actuación negativa y un entreguismo inadmisible a las fuerzas separatistas. Esta es, por tanto, la gran disyuntiva ante el problema catalán: mantener el enfrentamiento permanente y la negativa a intentar cualquier política de diálogo, exigiendo exclusivamente el arrepentimiento y la renuncia o esforzarse en la búsqueda de acuerdos para la normalización de las relaciones, con las inevitables concesiones mutuas. En esta disyuntiva caben muchas matizaciones y entre los partidarios del entendimiento y los acuerdos no todas las decisiones tienen por qué considerarse acertadas, y posiblemente unas medidas serán más asumibles que otras. En cambio, a los partidarios ocultos o confesos de una actitud inflexible contra el movimiento secesionista catalán, cualquier medida de acercamiento siempre le parecerá una vergonzosa claudicación porque estando en contra de la causa, el por qué, nunca aceptarán la forma, el qué. El presidente de Castilla-La Mancha, llevado por su afán de diferenciarse, ha explicado las dos posturas esenciales del enfrentamiento. La extrañeza es que él se ubique en el campo en que se afinca la oposición.

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