Cambios insuficientes

El PSOE es de movimientos lentos; transcurridos ocho meses de las elecciones, se echa en falta una reflexión

El PSOE de Andalucía es una organización de movimientos lentos y mínimos. Es cierto que desde que perdió el gobierno, el calendario político español ha estado repleto de actividades electorales y era difícil encontrar el sosiego para analizar con detenimiento lo ocurrido. Pero transcurridos ya más de ocho meses de las elecciones autonómicas se echa en falta una reflexión profunda y sincera sobre los resultados y sus efectos. Basarlo todo en la unión de las tres derechas y en la abstención de la izquierda, como se mantiene desde el principio, no deja de ser una lectura superficial y engañosa. Alguna causa tendría esa falta de motivación del voto progresista y algunos errores y desaciertos habrán influido para cosechar por segunda vez consecutiva los peores resultados de su historia. Y sin un análisis riguroso y descarnado del resultado electoral difícilmente se puede cimentar la deseada recuperación.

Para un partido que durante cerca de 40 años ha crecido a la sombra del poder institucional de la Junta de Andalucía la pérdida del gobierno supone no solo un revés electoral, sino casi un cataclismo. Para reponerse no es suficiente el voluntarismo; se hace imprescindible abordar una verdadera reconstrucción de la estrategia y del discurso político utilizado hasta ahora. Perdida la referencia institucional y el hábito de la responsabilidad de gobernar, la actividad política de los socialistas en Andalucía parece desconcertada y necesita emprender cambios sustanciales de comportamiento, de discurso e incluso de mecanismos de convicción para volver a despertar el interés y la confianza de los que la abandonaron el pasado 2 de diciembre. Mejorar las hasta ahora complicadas relaciones con la dirección federal del PSOE puede considerarse un elemento positivo, pues sería eliminar una controversia orgánica que en nada benefició a la organización andaluza. Pero sería un error pensar que esa modificación de actitud es condición suficiente para el cambio necesario. Igualmente, el relevo realizado en la portavocía del grupo parlamentario no pasa de ser una determinación escasa, si de lo que se trata es de emprender una nueva etapa. Se necesita una reflexión más profunda y abierta y con un mayor ánimo de cambios para elaborar una nueva imagen basada en una verdadera reconstrucción del partido. Y los últimos movimientos poniendo en la primera fila orgánica al núcleo central del anterior gobierno no parece que sea el mejor camino.

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