Postales desde el filo

Esperando a Susana

Que Pedro Sánchez eligiera Sevilla para anunciar que acude a las primarias es una declaración de intenciones

El pasado fin de semana Pedro Sánchez dio el paso mientras Susana se lo sigue pensando. Elegir Sevilla para anunciar que se presentará a las primarias es toda una declaración de intenciones. Por ahora hay dos aspirantes. Unidos hasta ayer mismo por el no es no, Patxi López y Pedro, serán ahora adversarios. El primero acató la disciplina de su grupo, mientras que el segundo dimitió para no traicionarse a si mismo; tendrán la oportunidad de comprobar cómo valora la militancia una y otra decisión. Ahora, mientras Patxi hace de López su antiguo aliado marca la diferencia. El ex secretario general se autoproclama candidato de las bases y se coloca a la izquierda de sus oponentes. Lo primero es un título que le concedió torpemente el aparato -en los desafortunados acontecimientos del pasado mes de octubre- al echarlo a empujones de Férraz. Lo segundo es una impostura: resulta forzado que quien pretendía ser el Renzi español quiera ser visto ahora como nuestro Corbyn. Lo cierto es que, como secretario general y candidato, su momento más brillante fue el pacto con Rivera y su mejor idea la formación de una mayoría transversal. Un carro al que Podemos no quiso subir. Por todo ello cabe pensar que en su oposición a la investidura de Rajoy hubo tantas razones tácticas como ideológicas.

Susana Díaz no quiere precipitarse. Tiene cuatro meses por delante, aunque es probable que el tiempo no corra a su favor. Algunos de los que la alientan a presentarse más bien parece que se quieran cobrar algún viejo agravio. Es más que evidente la incompatibilidad de la presidencia de una CCAA con la máxima responsabilidad en un partido de ámbito nacional. La comparación que hace Rubalcaba con Rajoy -que como sus antecesores es presidente del gobierno y líder de su partido- sólo sirve para explicar la compatibilidad de Díaz como presidenta de la Junta y secretaria general del PSOE de Andalucía. Las razones por las que no tomó antes el tren a la secretaría general del PSOE no han cambiado. De su enfrentamiento con Sánchez, que nada tiene que perder, no saldría nada bueno. El tono de las declaraciones del número dos de la ejecutiva regional, tras el anuncio de Pedro, dan una idea de cómo se pueden calentar las cosas en los cuatro meses que median hasta las primarias. Lo más probable es que Díaz las ganase, pero el riesgo de que salgan seriamente dañados el PSOE y el gobierno andaluz es demasiado alto.

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