Postales desde el filo

Paüra

Da miedo ver que la estabilidad del país esté en manos de trileros irresponsables

Me prometí no hacerlo, pero aquí estoy otra vez hablando de lo mismo. Es que no puedo evitar sentir preocupación, zozobra, incertidumbre y, por qué no decirlo, miedo. Será la edad. Cuenta Nassin Taleb, de su juventud libanesa, que: "El paraíso libanés se esfumó de repente….con cerca de trece siglos de una destacada coexistencia étnica, un Cisne Negro, transformó el cielo en un infierno". Ya sé que esto no es el Líbano y que mis temores serán infundados.

Pero da miedo ver que la estabilidad del país esté en manos de trileros irresponsables que se distraen enviando cartas trampas. También temo a los emotivos y bondadosos que creen que el Estado debe retroceder ante el matonismo independentista. Miedo me da la inanidad de unos gobernantes europeos que parecen haber olvidado que la UE se construyó contra los nacionalismos y que la Constitución española forma parte de la legalidad comunitaria; de su tibieza ante el secesionismo que pretenden alterar las fronteras de España, que son las de la UE. Ahora piden diálogo, con sonrisa bondadosa, quienes impusieron con un autoritario ucase el austericidio a los empobrecidos países del sur de Europa. Miedo de comprobar una vez más el inmenso poder político de la mentira: para dar un golpe de Estado ya no se necesitan tanques ni ejércitos, basta con inundar las redes con fake news y contar con una columna de hackers mercenarios lanzando ataques virales de posverdad contra la razón y el Estado de Derecho. Miedo a que la unidad del bloque constitucional sea demasiado frágil y que -como decía Elliot de los humanos- no soporte demasiada realidad. Miedo de la debilidad del gobierno y de su presidente, de que no estén a la altura de la dimensión del conflicto que la historia a puesto en su camino. Cuando les veo comparecer temo que acaben diciendo lo que aquel ministro de la UCD: la situación es desesperada, pero no preocupante. Miedo del desarme moral de buena parte de la izquierda, fiel aliada del nacionalismo y del independentismo cuya naturaleza, egoísta y endogámica, es ontológicamente contraria a los valores progresistas. ¿No era Marx quien definía el nacionalismo como un invento de la burguesía para dividir a la clase obrera? Y qué decir del desarme ideológico de unos sindicatos de clase (¿Qué clase?) convertidos en perejil de toda salsa independentista ¡Pero qué sería de Seat y del tejido industrial de una Cataluña fuera de España, del mercado único y de la UE!

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