Primarias con sordina

El PSOE aún no ha salido de su asombro, permanece desorientado, sin reaccionar y sin asumir la nueva realidad

La densa atmósfera política de estos días ha hecho que las elecciones primarias del PSOE de Andalucía estén transcurriendo en un segundo plano, sin llegar a captar el interés mayoritario de los medios de comunicación. La crisis de Ceuta, los indultos o la imputación de la que fuera secretaria general del PP han copado la atención política y han hecho que hasta ahora la campaña para elegir la persona candidata del PSOE a la Junta de Andalucía se haya quedado en mero interés orgánico. Y lo cierto es que el resultado de esta consulta puede trascender en sus consecuencias al ámbito exclusivamente andaluz del partido socialista.

Es cierto que la campaña está transcurriendo por caminos casi exclusivamente orgánicos y que, en sus intervenciones, los candidatos han hecho mayor referencia a los problemas internos que a la política institucional. Si a esto se une que el tono general de la campaña se ha mantenido, salvo alguna sorprendente intervención de la candidata Díaz, en el campo de la corrección, se puede decir que estas elecciones están siendo unas primarias con sordina que solo están interesando a la militancia.

Desde la pérdida del gobierno de la Junta el PSOE aún no ha salido de su asombro, permanece desorientado, sin reaccionar y sin asumir la nueva realidad parlamentaria. Ha sido un tiempo de desconcierto en el que no se ha sabido acertar ni en el fondo ni en la forma con el papel que le correspondía.

La campaña, en la que no ha habido una gran confrontación estratégica, al menos sí presenta, en sus principales candidaturas, dos personalidades bien diferenciadas y de un distinto significado político. La actual secretaria general siempre tuvo una preponderante imagen orgánica, más diestra y hábil en desenvolverse por los complejos pasillos internos de la organización que en la gestión pública, a la que le prestó un interés secundario y en la que nunca se puede decir que brillara especialmente. Por contra, el actual alcalde de Sevilla traslada una imagen de sólida gestión institucional en la que siempre se ha desenvuelto con criterio y solvencia, sin mostrar nunca especial inclinación hacia los temas internos del partido. La cuestión que en estas primarias se dilucida no es quien quiere la militancia que ocupe en el futuro la presidencia del gobierno andaluz, sino quién de estas dos personas tiene más posibilidades de conseguir arrebatarle el gobierno al tripartito. Que es algo muy distinto.

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