Diccionario de campaña

Auditorio y dique de levante

Málaga quedó fuera del primer programa de auditorios en los ochenta, promovido por el gran Marsillach, por anteponer la recuperación del Teatro Cervantes

Auditorio. Proyecto virtual para entretener la melancolía de la ciudad. Desde hace tres décadas se proyecta su construcción, aunque nunca ha pasado de esa fase de proyecto. Málaga quedó fuera del primer programa de auditorios en los ochenta, promovido por el gran Marsillach, por anteponer la recuperación del Teatro Cervantes; pero en el segundo programa sí llegó a contar con un auditorio proyectado por Moreno Peralta frente a la Comisaría de Policía –no por facilitar la detención de músicos y actores, gente siempre sospechosa, sino por la existencia de una parcela disponible– si bien en 1995, al cambiar el color político en el Ayuntamiento, el arquitecto rompió el contrato ante Celia Villalobos con un gesto digno. Entiéndase, digno por parte de Moreno Peralta, no de Villalobos con su obsesión por enterrar el legado de Aparicio.

La idea se revitalizó diez años después –sí, diez– y en 2008, tras un concurso internacional, el proyecto regresó a la condición de futurible virtual en la que lleva otra década con sus dimes y diretes. A algunos parece no persuadirles su valor cultural, pero sí poder disputar a Sevilla grandes galas como los Goya, las estrellas Michelin o los premios MTV. No se reacciona por Verdi o Mozart, pero sí por aldeanismo frente a Sevilla. Haber alcanzado casi treinta años en el limbo –como Baños del Carmen, Arraijanal y otros tantos– lo convierte, sin duda, en un proyecto profundamente malagueño. O sea, un no-proyecto.

Dique de levante. Dique oriental del recinto portuario, en cuya plataforma está prevista la construcción de un hotel de casi 150 metros que suscita un viva polémica en la ciudad [vid. Mamotreto]. Cunde la idea de que la ciudad ha proyectado una vez más al revés: el hotel debería ir en la Plataforma del Bulto, y el auditorio en la Plataforma del Dique. No se trata de una broma, como en aquel relato de Thomas Bernhard en que los alcaldes de Venecia y de Milán deciden intercambiar el Campanile y el Duomo con nocturnidad; sino de una ubicación más racional. Por tanto, al ser la solución más lógica, ni siquiera se contempla. En cualquier caso, se sospecha que esta generación no verá construido ni el auditorio ni el hotel. Tal vez hacia el año 2070 o 2080, el veterano alcalde De la Torre, antes de plantearse abandonar el cargo, acabe por considerar esa solución.

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