Los límites de Podemos

La otra posibilidad es que de nuevo los presupuestos se queden en un proyecto fallido

El resultado de las elecciones autonómicas vascas y gallegas vinieron a demostrarle a la dirección de Podemos la dificultad de conseguir la cuadratura del círculo. La tentación de ser un partido de gobierno y a la vez mantener actitudes de partido antisistema no siempre cuentan con la comprensión del electorado que, como en este caso, se inclinaron por apoyar a candidaturas de actitudes políticas más claras. Esta contradición permanente más que afianzar la nueva posición política va diluyendo su primitivo papel dando la impresión de encontrarse siempre a medio camino.

Además, las actuales circunstancias sanitarias han acentuado el protagonismo del presidente Sánchez, la gestión sobre la pandemia y la relevancia de los departamentos económicos del gabinete y han hecho que los ministros de UP, salvo la titular de Trabajo, hayan pasado a un segundo plano sin relieve político ni gestión reseñable. Esta situación no escapa al análisis de los dirigentes de la formación morada que tratan por todos los medios de evitar la sensación de evanescencia creciente.

La falta de definición y de relieve político que parece sufrir la formación de UP tratan de paliarla haciéndose visibles y presentes en la compleja negociación de los presupuestos. Puede pensarse que Podemos busca en esta negociación el foco y el protagonismo que con la gestión ministerial hasta ahora no han conseguido. Pero este intento de centrar la atención en sus discrepancias con el otro partido de la coalición tiene limitaciones. Es evidente que el borrador de presupuestos que se elabore deberá gozar del apoyo de todos los miembros del gabinete, sin que esta negociación tenga por qué ser pública y tensa, con lo que cualquier sobreactuación en estas conversaciones debilitaran más que reforzarán a todo el Ejecutivo. Por otra parte, la pretensión de mantener el inequívoco sello de izquierdas, con ser perfectamente razonable, tiene la limitación de tener que encontrar en el Parlamento los votos necesarios para que no sean rechazados y esta es una labor que por más que lo deseen los diputados de Podemos no pueden garantizar. La otra posibilidad es que de nuevo los presupuestos se queden en un proyecto fallido con las indeseables consecuencias que en otro momento se produjeron. Así es que bueno será que la formación morada se esfuerce en impregnar los presupuestos de sus propios planteamientos pero siendo consciente de que su margen de maniobra tiene evidentes limitaciones

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