Postales desde el filo

Estos lodos

Un juez no deja de ser independiente por ser propuesto por un grupo parlamentario

El pasado día 6, la jornada de las legislativas estadounidenses, salía en El País unas declaraciones del ex gobernador de Nueva Jersey, y analista político en televisión, Chris Christie, en las que decía: "Si Trump retiene el Senado, seguirá haciendo lo que creo que es lo más importante que está haciendo, que es poner jueces conservadores en los juzgados a todos los niveles. Eso no cambiará mientras los republicanos mantengan el control del Senado". No pretendo con esta cita minimizar nuestros graves problemas. Aunque me temo que se haya llegado a este infierno por un camino de buenas intenciones: ante la crisis de credibilidad por la que atravesaba el TS, y la Justicia en general, PP y PSOE deciden, para no agravarla, romper su incomunicación para desbloquear la urgente renovación del órgano de gobierno de los jueces. Se ha hecho como siempre, sólo que transmitido en directo y, como nos advierte Byung Chul Lan, el exceso de transparencia paraliza la política. Los que se juraron odio eterno se apresuraron a justificar el pacto vendiendo a sus parroquias las ventajas partidistas del mismo. Con impericias tan inexplicables como dar el nombre del presidente del CGPJ antes de haber elegido a los que tienen que nombrarlo. Lo del Whatsapp del PP es pura pornografía.

El problema no es un sistema que ha sido validado por el TC. Un juez no deja de ser independiente por ser propuesto por un determinado grupo parlamentario. No hay razones objetivas para sostener tal cosa y si alguno deja de serlo no es un problema del sistema, lo es del juez. Estos no se convierten en conservadores o progresistas por ser elegidos a propuesta de uno u otro partido. Al contrario, sus ideas son uno de los motivos de su elección. Y es lógico que así sea ¿qué es la democracia y las propias leyes sino la forma más civilizade de resolver la tensión antagónica entre ideas e intereses contrapuestos?

Estos lodos vienen del Pacto por la Justicia firmado por Aznar y Zapatero en 2001, cuando ya habían saltado por los aires los restos del espíritu de la transición. Al no haber acuerdo sobre determinados nombres acordaron sustituir los obligados consensos por cuotas en las que cada cual ponía a sus allegados sin posibilidad de veto por el otro. Deslegitimado el sistema, ahora se reclama la fórmula corporativista. Un mal sistema que, más que en la independencia, ahondaría en la lejanía entre justicia y sociedad. Demasiado endogámico para ser sano.

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