Me representa

Yo no vivo de escribir. Hago esto por una tendencia innata, e incurable, a meterme en problemas

Hoy vuelvo a escribir en un periódico, después de un tiempo sin castigar las imprentas. Este detalle quizá le parezca innecesario, porque usted probablemente no supiera que había dejado de escribir. Pero lo traigo a colación porque me gustaría explicarle las razones que me han llevado a volver a dirigirme a usted. En general, escribir en un periódico lo único que ocasiona son problemas. Hoy en día, en este mundo, lo que usted piense es un bien muy valioso. Pone y quita alcaldes, presidentes de Diputaciones, de comunidades Autónomas, de países y, en general, determina quién ocupa puestos muy jugosos, que los agraciados luego no quieren abandonar ni con agua fuerte.

Y para ello, para apalancarse en el poder, disponen de herramientas muy poderosas, algunas de las cuales desgraciadamente son periódicos. Usted sabe perfectamente que en muchos periódicos se manipula y se miente, y que además se hace por dinero. Un dinero que viene de fundamentalmente de la política, de esos señores que quieren seguir siendo alcaldes y presidentes de cosas. Hay gente que gana mucho dinero si usted los elige y que, una vez elegidos, tienen presupuestos muy jugosos para conseguir que usted no cambie de opinión.

Esa es una cadena perversa que habría que romper, pero que ninguno de los implicados está dispuesto a hacerlo, me temo. Y por eso, cuando usted me lea aquí, si no le gusta lo que digo probablemente piense que soy un vendido, un sectario y que hablo por boca de mi amo. Por eso quería explicarle, antes de nada, que yo no vivo de escribir. Hago esto por una tendencia innata, e incurable, a meterme en problemas, y gracias a que el director de este periódico está lo suficientemente loco. Pero tengo la fortuna de que puedo dirigirme a ustedes sin que mi sustento dependa de lo que les diga. Dure lo que dure esta relación, les puedo asegurar que mi opinión me representará. Y eso, hoy en día, me parece que es una oportunidad que se debe aprovechar. En demasiados casos es más fácil dejar de decir lo que piensas que dejar de comer, pero yo tengo la fortuna de que para mí pagar las facturas y decir lo que pienso no son cosas incompatibles, y creo que eso es razón más que suficiente para volver a escribir. Aún sabiendo que esto no me traerá otra cosa que problemas, pero también precisamente por eso.

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