Resultado y crónica del Nanterre-Unicaja

Un fracaso colosal consumado (80-74)

  • Los brotes verdes del Unicaja acaban arrasados por las carencias del equipo, una vez más retratadas por el Nanterre

  • Eliminación matemática de la Eurocup, un horrible resultado

Nzosa intenta taponar a Warren.

Nzosa intenta taponar a Warren. / Nanterre

La Eurocup, la gran ilusión de la temporada, está matemáticamente perdida el 3 de febrero. Se daba ya por escapada tras el horrible inicio del Top 16, pero ya lo dicen los números. Es un fracaso colosal del Unicaja, uno de los cuatro mejores presupuestos de la competición y un equipo que, por peso y tradición, debía contender. Pero una plantilla confeccionada de manera deficiente no ha potenciado las virtudes, que las hay y no pocas, de la buena base que había para crear un proyecto competitivo que se ha deshilachado a mitad de temporada. Hacía muchos años, desde el siglo pasado, que desde febrero se estaba fuera de Europa. Quedarán dos trámites en marzo, que serán una justa penitencia. El Nanterre se impuso (80-74) en un partido competido en el que, una vez más, el Unicaja no consumó cuando dominaba mediado el último cuarto y con buenas sensaciones. Pero el destrozo en el rebote (41-26) fue una losa pesada, con muchas segundas y terceras opciones para un equipo del mayor nivel físico de la competición que volvió a retratar una carencia evidentísima que tenía esta plantilla desde que comenzó la temporada.

No fue el peor partido de esta serie criminal de derrotas, ni mucho menos, el Unicaja tuvo tramos de muy buen baloncesto en Nanterre, un segundo cuarto de gran nivel, con momentos de una defensa bastante decente, incluso en jugadores no propensos a dar un buen nivel en esa faceta. Otro tramo en el que no meter no supuso irse del partido. En fin, brote verdes que se van perdiendo de manera fugaz mientras en el agujero negro de las derrotas. Impresionante partido de Yannick Nzosa, que cambió lo que era un papelón por una opción de ganar. Es cierto que sufrió al final con Alpha Kaba, un jugador de nivel, que cogió el rebote que decidió el encuentro. Pero no cabe el reproche para el congoleño, enorme una vez más, una bandera de este equipo, que en momentos concretos ejerce de jefe en pista, increíble a los 17 años. Tiene fecha de caducidad en Málaga, pero mientras tanto hay que disfrutar de los primeros pasos en la élite de un jugador llamado a ser alguien muy importante de este deporte.

No se entendió la presencia de un Deon Thompson desacertadísimo en los minutos finales, en los que Brizuela no estuvo fino para anotar cuando asumió la responsabilidad. Katsikaris aún está en proceso de conocimiento de la plantilla, pero debe manejar rápido las carencias, que las tiene bien detectadas, porque los partidos se van sin remisión. El agujero del rebote, recurrente en la era Casimiro, sigue en la era Katsikaris. Y cuesta partidos. Puede haber déficits de atención, pero se paga, claro, la inferioridad física, que no ha dado para competir en Europa cuando ha subido el nivel de la segunda competición continental.

A pesar de un indecente primer cuarto (26-13), no se puede salir así a un partido, el Unicaja ofreció el mejor baloncesto de la incipiente etapa de Katsikaris en el banquillo. Gran nivel defensivo, con Nzosa de capitán general, buenas prestaciones atrás de Bouteille y Francis Alonso, un Abromaitis en plan pegamento y Jaime Fernández, con algún balón perdido de más, al frente de las operaciones y creando juego. Posibilidad de correr asegurando el rebote en defensa, tiros claros y buen movimiento de balón. Contagiados por el febril deseo de balón de Nzosa, el Unicaja ofreció una versión ideal (36-42 al descanso) que debería ser revisada por los protagonistas para saber lo que tienen que hacer.

Tras el descanso, volvió una versión más mundana del Unicaja, pero con una veta mayor de competitividad. Se mantuvo en el partido pese a que no se cumplía lo que Katsikaris pedía, que se mantuviera la defensa 1x1 y se mejorara el cierre del rebote, al descanso del partido. Tuvo momentos en los que el Unicaja parecía con el control del partido pese a que no se distanciaba, se había hecho un gran trabajo en la defensa sobre Cordinier, al que se cargó de faltas. Pero, de nuevo, sea porque faltan piernas o porque la ansiedad devora hasta que llegue la primera victoria, probablemente por ambas cosas, el Unicaja perdió y completó su peor actuación del siglo XXI en Europa. Muy triste.

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