Un parón competitivo es una moneda al aire. El Unicaja no ha recuperado, las lesiones influyeron bastante seguramente, el estado de plenitud y regularidad que tenía después de la ventana FIBA de noviembre-diciembre. Después ha habido otro tras la Copa del Rey y la ventana de febrero y, ahora, este causado por la final de la Eurocup que juegan Valencia y Alba Berlín desde este martes. El Unicaja debía jugar este fin de semana con los taronjas y lo hará el próximo miércoles 24 de abril.

El Unicaja descansa este lunes y trabajará después de martes a viernes para descansar sábado y domingo. Se retomará el trabajo el Lunes Santo pensando ya en el partido del domingo siguiente en Lugo (21 de abril), descansando un día por determinar a mitad de semana. 

Hay un matiz importante respecto a los parones anteriores de septiembre, noviembre y febrero. Y es que no hay desbandada de internacionales como entonces, se podrán hacer entrenamientos de calidad, sin tener que recurrir al junior, que justamente esta semana juega el Campeonato de Andalucía en Rincón de la Victoria. O sea, que habrá una suerte de pretemporada ya en abril.

Casimiro reconocía en la sala de prensa tras ganar al Joventut que no era la situación ideal. "Hay que vivir el presente, pero este no es el mejor ritmo de competición que hubiese elegido entre ventanas FIBA y esto, pero tenemos que adaptarnos a lo que nos viene y que hay tiempo para entrenar y mejorar. Luego tendremos en diez días cuatro partidos. Esto viene así y hay que afrontarlo para poder llegar en buena disposición al tramo final de la Liga Endesa", decía el técnico manchego.

Con Alberto Díaz y Jaime Fernández recién reaparecidos, se necesitan minutos de vuelo para que el equipo retome las sensaciones que tuvo en los primeros meses de competición. Las vibraciones de ambos y la conexión que hay entre ellos multiplica las posibilidades del equipo y abre una vía de esperanza para acabar la temporada lo mejor posible.