La farola

Atajate, histórico hogar del mosto en la ruta de pueblos encantadores de la serranía de Ronda

Vistas del pueblo de Atajate en Málaga.

Vistas del pueblo de Atajate en Málaga. / Javier Flores

Década de 1870, a finales de la misma, la filoxera había atacado de manera radical a parte de las localizaciones que más y mejor vino producían en la península ibérica. Oporto, Málaga y Girona fueron los tres primeros focos afectados por la plaga que, importada de Estados Unidos, arrasó la producción vinícola en municipios con siglos de trayectoria produciendo, vino, mosto o aguardientes en la mayoría de lugares productores del país y también de Europa. Profundamente demoledor en zonas de la provincia malagueña como La Axarquía, pero también en otros puntos de la provincia de gran tradición vinícola como la serranía de Ronda. Un ejemplo de este desastre es hoy uno de los encantadores pueblos blancos que pintan una zona de alto valor natural y bonitos paisajes como es la Sierra de Ronda: Atajate.

El municipio ha recuperado en los últimos tiempos la memoria de una actividad que lo mantuvo a flote durante siglos y por sus calles se pueden ver motivos que tienen que ver con la vendimia, pisa de la uva o la producción de diversos aguardientes. Su historia cuenta con decenas de lagares y alambiques que servían para confeccionar diversas bebidas a partir de la uva que tuvieron gran fama antes de que la filoxera acabase con la producción. Atajate recupera parte de su memoria y sus calles son un pequeño museo vinícola que aprovecha el trazado de un lugar con mucha historia en el que se deja ver el pasado musulmán de la comarca en construcciones como la torre de su iglesia y la propia disposición de las calles. Además, aún hoy se produce mosto en Atajate y las viñas son un cultivo asentado en la zona, aunque la cantidad de producción y la proyección de antaño no es la misma. El mosto y el vino están presentes en un pueblo que también hace algunos años retomó otra parte de su memoria: la de las mujeres que lo poblaron con cerámicas en las casas

Mirador del Genal, historia y pueblos blancos

Atajate está situado en un punto privilegiado y desde su mismo casco urbano pueden verse paisajes preciosos. El pueblo es un mirador natural del valle del Genal y su posición en la serranía le da encanto en la época estival o en el otoño, cuando se celebra la fiesta del mosto. Atajate está muy cerca de una gran cantidad de pueblos con encanto de esta zona. Desde esta bonita localización es fácil llegar a puntos como Alpandeire, localidad famosas por sus momias y su gran iglesia; tampoco está lejos Faraján, el pueblo en el que el agua es la protagonista de su entorno y en el que se pueden visitar las Chorreras de Balastar; otro lugar de interés es la primera fundición del país, la Real Fábrica de Hojalata de San Miguel que hoy en día se ha reformado y es un lugar que merece la pena visitar; como el pequeño y bonito Benadalid, el pueblo con una particular fortaleza que fue castillo romano, fortaleza bereber y cementerio contemporáneo.

Al margen de la posibilidad de encontrar lugares peculiares en su entorno, Atajate tiene argumentos suficientes para una buena visita. Sus restaurantes, los elementos que la convierten en un museo urbano del mosto, las fuentes del municipio, sus casas dieciochescas, los alambiques y todo el patrimonio de su historia son elementos que disfrutar con tranquilidad. Al margen del casco urbano, lo rodean varias cumbres importantes de la zona que han tenido gran protagonismo a lo largo de la historia por su situación estratégica en el entorno de Ronda, una ciudad que está a menos de 20 kilómetros de la capital del mosto. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios