La farola

Nerja y Frigiliana, rincones bonitos que nunca se acaban

Una de las calles de Frigiliana.

Una de las calles de Frigiliana.

Separadas apenas por siete kilómetros, Nerja y Frigiliana son dos localidades del extremo Este de la provincia de Málaga que llevan años entre las más visitadas de su zona. Una es el epicentro turístico de esta comarca, durante décadas ha atraído a visitantes de todo el mundo por sus playas, sus vistas sobre el Mediterráneo, sus entornos naturales y su creciente oferta de ocio. Otra es un pueblo de interior, de poco más de tres mil habitantes que desde finales del siglo XX ha ido atrayendo visitantes con sus casas encaladas, su situación privilegiada a 300 metros sobre el nivel del mar y su suave clima. Nerja y Frigiliana tienen bastantes cosas en común aunque no lo parezca y tal vez la más llamativa sea la gran cantidad de rincones bonitos estéticamente que ofrecen a sus visitantes.

Nerja, con algo más de 21.000 habitantes, es uno de los municipios más conocidos de la provincia de Málaga. Su imponente y famosa cueva es una de las más impresionantes del Sur de la península ibérica proporciona un viaje a otro mundo de formas moldeadas por el agua durante milenios y forma parte de la cultura popular española ya que se han rodado muchas películas en su interior, se hacen conciertos, se graban videoclips y su imagen y cavidades principales son reconocidas por la mayoría de españoles. Además de la cueva y sus alrededores, el centro urbano de Nerja ofrece bonitos rincones que también son bastante populares y otros que son casi descubiertos por los visitantes. El denominado Balcón de Europa es uno de los más fotografiados y que más turistas congrega. Sus vistas sobre el Mediterráneo, la amplitud de la plaza del Balcón de Europa junto a la tranquilidad de la iglesia El Salvador dan entrada al casco antiguo del municipio malagueño en el que las calles ofrecen todo tipo de servicios y propuestas a los visitantes.

Vistas del Balcón de Europa en Nerja. Vistas del Balcón de Europa en Nerja.

Vistas del Balcón de Europa en Nerja. / Mayte Cortés

Nerja es un destino turístico consolidado durante años, tiene una buena oferta hotelera que incluye uno de los cinco Paradores Nacionales de la provincia malagueña y en su línea costera se pueden realizar todo tipo de propuestas de ocio y deportes acuáticos. También tiene en su margen este la playa de Burriana, una de las de referencia del litoral costasoleño y que tiene cerca la piedra de Tarzán, una peculiar cala cercana a la cueva del lobo marino, un sitio peculiar que suele visitarse en kayak. Más grande y famosos son acantilados de Maro y Cerrogordo, una de las 14 joyas naturales de la provincia que es frecuentada durante casi todo el año por sus particulares paisajes y características. Menos conocida es la parte Oeste de la costa de Nerja, en la que destaca la playa de La Torrecilla. Esta playa está flanqueada por un par de puntas de tierra perfectas para capturar el paisaje: la atalaya de La Torrecilla, que tiene un mirador y está en la parte más oriental, y la plaza de Los Cangrejos, que también está cercana al mirador de la fuente de Europa.

Rincones de Frigiliana

Por su parte, Frigiliana es una localidad bastante más pequeña que Nerja pero que también cuenta con un gran número de visitantes. Desde sus proximidades ya se entiende la atracción que genera: es un típico pueblo blanco andaluz asentado en la falda de la montaña que tiene, por cierto, gran cantidad de alojamientos rurales en su parte occidental. Sus vistas están cotizadas. El pueblo tiene bastantes detalles y calles impecables e inspiradoras, así que lo mejor es olvidarse del coche para la visita. Las personas que acostumbren a andar sin tener muchas referencias precias del lugar tienen en el municipio un sitio propicio para ir encontrando bonitos rincones, aunque corren el riesgo de que otros pasen desapercibidos.

Vista de una parte de Frigiliana. Vista de una parte de Frigiliana.

Vista de una parte de Frigiliana.

Uno de los lugares más frecuentados es el palacio de los Condes de Frigiliana, un edificio de dos kilómetros cuadrados y que data del siglo XVI. Es uno de los edificios más importantes del pueblo que conserva cantidad de detalles de su época de construcción. También fabrica miel de caña de azúcar, algo que era muy común en toda la costa malagueña y granadina hace más de un siglo pero que hoy en día sólo se realiza aquí. Desde él, se puede entrar directamente en el casco histórico y sus calles van enseñando un trazado peculiar, cuidado por sus habitantes y que regala rincones bonitos a cada tramo. La zona del Torreón, un depósito de grano con más de tres siglos, la iglesia, y la vieja fuente del pueblo son lugares a los que llegar en los que el camino es tan reconfortante como los propios emplazamientos.

Fuera del núcleo urbano, aunque muy cerca están los restos del castillo de Frigiliana que hoy suponen uno de los muchos miradores que hay en el municipio. Es un bonito punto que visitar que gana enteros en función del momento del día en el que se haga, como el jardín botánico Santa Fiora, la plaza de Las Tres Culturas o los reales pósitos

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