La farola

Museos menos conocidos en Málaga con patrimonio sorprendente y planes a su alrededor

Vistas del Museo de Antequera.

Vistas del Museo de Antequera. / Javier Flores

En función de las ganas que se tengan de ver y descubrir patrimonio en las salsas de los museos distribuidos por la provincia de Málaga, se pueden elegir bastantes opciones que abarcan prácticamente todos los momentos históricos, tipos de arte y elementos a visitar. La provincia reparte su patrimonio entre espacios expositivos de gran calado como el Museo de Málaga en La Aduana y otros muchos edificios como, por ejemplo, el Museo de Los Dólmenes en Antequera. Pero también hay museos menos conocidos en localidades con muchas opciones de completar la jornada de ocio con elementos gastronómicos, históricos, monumentales o naturales. Además, esconden en sus vitrinas e instalaciones joyas del patrimonio malagueño que poder admirar y conocer.

Museo Ciudad de Antequera

No es de los menos conocidos y en los últimos tiempos su patrimonio llama bastante la atención. No es para menos, está alojado en el Palacio de Nájera, del siglo XVIII, y alberga piezas de gran calidad como su efebo de bronce romano o la tumba de Acilia Plecusa. Tal vez sean de las piezas más reseñables de la época romana que dejó en la comarca de Antequera mucha actividad. El efebo está al nivel de las mejores piezas similares encontradas por el planeta y que lucen en sitios como Berlín, Rabat o Florencia. El mausoleo de Acilia Plecusa es curioso no sólo porque fue instalado en el museo piedra a piedra, también porque los estudios de arqueólogos e historiadores han podido comprobar que se trató de una mujer que comenzó su vida como esclava y llegó a ser una señora importante en la Bética romana. Además, piezas prehistóricas, paleocristianas, musulmanas, arte barroco, pinturas de los siglos XIX y XX y todo en el centro de la ciudad de Antequera que ofrece un gran patrimonio histórico en el que se incluye su alcazaba o los propios dólmenes, pero también un gran número de iglesias monumentales y visitables, y una gastronomía envidiable.

Museo de Almargen

No es una localidad tan grande como Antequera, pero en su museo guarda varias piezas muy especiales. Tal vez la más importante sea el Ídolo de la Fertilidad que movilizó a los vecinos de Almargen cuando fue propuesto para que saliese del pueblo y se expusiera en otros museos más grandes de la provincia. Sin duda, una pieza única y de un significado especial. Todo un hallazgo. Además, cuenta con otras piezas de las diferentes épocas históricas ya que es un lugar poblado desde tiempos remotos. En sus proximidades está la piscina de aguas termales del pueblo y en el entorno de Almargen se puede disfrutar de sus calles, su gastronomía y de la bonita iglesia de la Inmaculada Concepción, con un retablo gótico que mezcla con un inconfundible sabor mudéjar.

Aeromuseo de Málaga

Está en la zona más cercana a la N 340 del Aeropuerto de Málaga y a menudo pasa desapercibido, pero lo cierto es que es una instalación con muy buenas opciones para ir con niños. Tiene  bastantes joyas de la aeronáutica de diferentes épocas: cuatro aviones, la terminal histórica del aeropuerto de Málaga con parte de sus herramientas, motores, un helicóptero antiguo, una torre de control histórica, cajas negras, vehículos de diferente tipo y dos simuladores de vuelo: el de una nave Soyuz que sirve para volar al espacio y el de un X-Wing de Star Wars. Eso es sólo parte de un inventario que cuenta, además, con una exposición temporal sobre las mujeres protagonistas del mundo de la aviación y todo está enmarcado con dos reglas que no suelen ser habituales en los museos: es gratis, se puede tocar y está en un punto de la Costa del Sol que permite elegir entre varias localidades y casi todo tipo de planes.

Museo Felipe Orlando de Benalmádena

Está en el núcleo urbano de Benalmádena Pueblo, que es un bonito pueblo que visitar y tiene poco que ver con la parte costera del municipio. Además, no tiene lejos la sensacional estupa budista, la más grande de occidente, el mariposario o el castillo de Colomares. La historia del Museo Felipe Orlando es peculiar ya que lleva el nombre de la persona que lo creó en los años 70 con parte de su patrimonio familiar. Desde entonces, el cubano Felipe Orlando ha ido alimentando el museo con piezas de diferente tipo que tienen como elemento troncal el arte precolombino. Orlando es un reconocido escritor (Premio Nacional de Novela Nezahualcóyot de México, 1973), entre sus estudios académicos está la antropología, pero también destacó como pintor, musicólogo y diplomático. Trabajó en el MOMA de Nueva York, en bastantes universidades de países americanos, se relacionó con Joan Miró, Max Aub, Gabriel García Márquez (quien lo visitó con frecuencia en la década de los 80 cuando Felipe Orlando vivía en Málaga) y otros personajes importantes de la cultura hispanoamericana y vivió cuatro décadas en la provincia de Málaga, a veces en el paseo de Sancha de la capital aunque la mayoría del tiempo lo pasaba en Benalmádena. Además de las piezas americanas cuenta con parte del patrimonio histórico de la localidad benalmadense y es un buen lugar para ir con niños. En él se pueden ver figuras de  Xipe Totec (deidad azteca relacionada con la primavera y las cosechas) y patrimonio de lo que hoy son los países de México, Perú, Nicaragua, Colombia o Ecuador. 

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