Málaga quiere el CaixaForum ante el parón del proyecto en Sevilla

El Ayuntamiento de Málaga mueve sus piezas para atraer hacia la capital de la Costa del Sol el proyecto CaixaForum. Esta especie de partida de ajedrez por hacerse con una de las instalaciones culturales más codiciadas, el centro social, cultural y cívico de la Obra Social La Caixa, se reabre ante las dificultades que la entidad financiera está encontrando para asentarse, como estaba programado, en las antiguas Atarazanas de Sevilla, para lo que el Consistorio hispalense exige ahora un plan especial de protección.

En las últimas semanas, el equipo de gobierno del PP ha recuperado los contactos con los responsables de la entidad financiera para hacerles ver el interés de la ciudad por acoger este equipamiento. Así lo confirmó a Málaga Hoy el concejal de Cultura, Damián Caneda, que precisó que el último de los encuentros, de los que tiene conocimiento, tuvo lugar "hace aproximadamente un mes". Si bien no existe "nada formal", el edil del PP insistió en la importancia que el Consistorio da a esta iniciativa.

De hecho, significó que aunque el Ayuntamiento sigue las negociaciones con otras firmas para dar contenido a los muchos continentes culturales que mantiene inhábiles, caso del cubo de cristal levantado en la esquina de los muelles 1 y 2 del puerto; los 20.000 metros cuadrados de Tabacalera liberados tras el fiasco de Art Natura, o la manzana de los antiguos cines Astoria y Victoria, los planes municipales variarían si existiese un posicionamiento afirmativo por parte de La Caixa. "El CaixaForum es un proyecto de interés diez para nosotros", sentenció.

"Les hemos requerido en varias ocasiones, ofreciendo varias posibilidades, y cuando nos han comunicado las dificultades en Sevilla hemos vuelto a insistir en este asunto", expuso, a lo que añadió: "Que sepan que estamos por la labor de colaborar en los distintos sitios en los que podemos, pero no hay ninguna concreción".

"No hay ni un sí ni un no, lo que había era la decisión de ir a Sevilla; lo hemos intentado de distintas maneras, pero al pararse lo de Sevilla tenemos la puerta abierta; nos dijeron que se lo planteaban, que lo tienen que estudiar y decidir", añadió. Respecto a la posible localización, el equipo de gobierno del PP insiste en que si La Caixa dijese sí a la proposición, se pondrían a su disposición todas las opciones posibles. "Nuestra literalidad es que si se quieren instalar buscamos espacios, de común acuerdo con ellos, porque el interés por CaixaForum es grande", apostilló Caneda.

Conforme a las necesidades de espacio que puede requerir este proyecto, del orden de 5.000 metros cuadrados, una de las instalaciones posibles es el cubo de cristal construido en la esquina de oro del puerto. Sobre este edificio en particular, Caneda dijo que forma parte de las opciones, si bien matizó que se trata de un equipamiento que sigue sin estar en manos del Ayuntamiento, a la espera de que se formalice el acuerdo de cesión con la Autoridad Portuaria y de que se garanticen ciertos flecos, como el suministro eléctrico de esas instalaciones.

Desde el Ayuntamiento, otras fuentes oficiales fueron contundentes al asegurar que en ningún caso se ha ofrecido a la Fundación La Caixa la posibilidad de instalarse en el cubo. Lo que no hicieron fue negar la existencia de contactos en la idea de que este equipamiento acabe recalando en la capital de la Costa del Sol y que se haya puesto sobre la mesa de la entidad financiera otros espacios como Tabalacera u o la manzana de los antiguos cines Astoria y Victoria, donde la implantación se antoja más compleja por la necesidad de actuar de manera integral sobre unas edificaciones en avanzado estado de abandono.

La apuesta inicial del CaixaForum en Sevilla incluía la recuperación de las Atarazanas, con la intención de abrir sus puertas en 2015, tras una inversión de 20 millones de euros. Pero estos plazos están en el aire después de que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, exigiese un requisito administrativo (un Plan Especial) que hasta ese momento estimaba innecesario. Los efectos de este cambio es que los calendarios iniciales pierdan todo su valor, puesto que esta tramitación se antoja lenta.