Robots al servicio de la salud
La cooperativa farmacéutica Cofarán dispone de un almacén de 10.000 metros cuadrados, alta mecanización y 45 rutas para distribuir medicamentos en Málaga



La salud de muchos malagueños depende en gran parte de ese edificio rosa que hay en el margen derecho de la A-357 poco antes de llegar a Campanillas. Allí, cerca de 200 personas trabajan para que usted cuando llegue a la farmacia tenga el medicamento que necesita. Es la sede de Cooperativa Farmacéutica Andaluza (Cofarán), una empresa que controla algo más del 60% de la distribución de fármacos en la provincia.
Pocos saben que allí hay cinco robots que no tienen aspecto humano, pero que son muy eficaces para encontrar en cuestión de segundos una medicina entre los 15.000 fármacos diferentes que hay almacenados. Esta organización automatizada es lo que permite que si usted va a una botica y no tienen en ese momento el medicamentos que solicita, puedan dispensárselo en apenas un par de horas. El secretario de Cofarán, Luis Ortega, explica que la robotización del almacén "agiliza el tiempo de respuesta".
La intervención humana en el proceso es mínima. Las farmacias piden por ordenador a través de una intranet lo que necesitan. El robot recibe la solicitud y se pone a trabajar. Mediante un sistema similar al de un scalextric comienza a mover unas canastas de plástico que identifica con un código de barras. Así sabe a qué botica corresponde cada pedido.
Previamente, los trabajadores deben cargar los medicamentos que han llegado de los laboratorios en los cinco robots. Algunas de estas máquinas son tan altas como una casa de tres pisos. Encontrar allí un medicamento no sería fácil para una persona, pero para el robot es cuestión de segundos. Cuando recibe el pedido, baja el medicamento solicitado en unos instantes y mediante un sistema de luces indica al operario en qué cesta debe echarlo. "Con este sistema, las estanterías vienen al trabajador", explica el presidente de Cofarán, Leandro Martínez.
Las canastas se van moviendo como por arte de magia y poco a poco se completa el pedido. El 90% de esta búsqueda está robotizada. Pero hay un 10% que tiene que hacerse manual bien porque son fármacos que deben guardarse bajo llave, como los estupefacientes; en neveras, como las vacunas; o por que debido a su tamaño no pueden almacenarse en los robots, como los pañales geriátricos.
En unos minutos, el pedido está listo. Entonces -también mediante un sistema automático- la cesta se tapa, se acompaña con su albarán, se precinta y se envía hacia un lateral de la nave donde están las furgonetas esperando para el reparto. Las boticas pueden hacer pedidos telefónicos de urgencia antes de que salgan los vehículos. Éstos se añaden manualmente. "Eso permite que un medicamento solicitado por teléfono a las 11:50 pueda estar en la farmacia a las 12:30", explica el presidente de la cooperativa.
Cofarán tiene 45 rutas de distribución que se hacen cuatro veces al día. Seguramente usted habrá visto esas furgonetas llegando a la farmacia de su barrio con los pedidos. Para agilizar la distribución, la empresa también dispone de sedes en Ronda y Antequera. El objetivo es acercar los fármacos a lugar donde deben repartirse para acortar los tiempos de entrega.
Cofarán también hace la recogida de los medicamentos para su reciclaje. Los fármacos depositados por los usuarios en el punto Sigre (Sistema Integral de Gestión de Residuos) de las boticas se llevan a Madrid y Galicia. Por un lado se recicla el cartón, el vidrio y el plástico de los envases; mientras que los medicamentos se destruyen.
El presidente de Cofarán resume el espíritu de la cooperativa: "Esta es una empresa que tiene corazón, caras y es de todos y con una importante misión social".
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