Tradición en estado puro

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La comida casera y el 'pescaíto' frito son las principales señas de identidad del mesón bar Aguilar · Desde el año 1982 ofrece su variedad de platos en Callejones del Perchel

Tradición en estado puro
Tradición en estado puro

"Como aquí no se come en ningún sitio", asegura de forma contundente Manuela Díaz, encargada de mesón bar Aguilar. Habla la voz de la experiencia, que desde el 20 de enero de 1982, mantiene con vida un tradicional restaurante situado en la barriada malagueña de Callejones del Perchel. "Abrí el negocio hace casi 30 años para servir al personal y hemos conseguido seguir", confiesa la responsable. Con este reclamo recibe cada día a los clientes que deciden cambiar los fogones de su cocina por los del mesón más popular entre los vecinos de la zona. La comida casera y el pescaíto frito son su fuerte, aunque este último varía en función de la disponibilidad que haya en el mercado.

El menú del día, que incluye dos platos, pan, bebida y postre por 8,50 euros, se convierte casi en un rompecabezas diario, pero solo de esta forma consigue que la variedad esté asegurada. Interesada en el binomio calidad-precio, la dueña del local explica que la comida se elabora todas las mañanas y que además no se suele repetir, algo que llama la atención de los más exquisitos. Cocido, gazpacho, ensaladas, sopa de picadillo, ensaladilla y hasta el gazpachuelo típico de Málaga.

Consciente de la situación que atraviesan los clientes y con el objetivo de llenar las mesas, Manuela apura al máximo los costes. De esta forma, ofrece la posibilidad de elegir entre una amplia variedad de opciones a la carta con precios dirigidos a todos los bolsillos. Rosada frita (o a la plancha), boquerones, adobo, calamares, calamar a la plancha, calamaritos y pez espada completan la selección de platos.

Mesón bar Aguilar se ajusta a las alternativas de consumo más demandadas. En este sentido, porra antequerana, lomo con tomate y cocido destacan entre los platos solicitados por la mayoría de los comensales. De esta forma, Manuela recalca que todo lo que se prepara en la cocina "va teniendo salida".

Pero el repertorio de carnes también ocupa un lugar privilegiado en la carta. Chuleta o filete de lomo con patatas, carne mechada con guarnición o albóndigas en salsa. El precio asequible de estas raciones, todas ellas con un coste de entre 6 y 7 euros, permite a las familias levantarse de la mano "con los deberes hechos". "Cuatro personas pueden comer con tres o cuatro raciones y una ensalada", señala Manuela Díaz.

Abierto de lunes a sábado entre las 7:30 y las 22:00 (los domingos cierra por descanso del personal), el restaurante aprovecha también su horario para ofrecer el desayuno a los más madrugadores, muchos de ellos trabajadores de la zona, aunque también clientes asiduos dispuestos a empezar el día con energía. "Lomito, catalana y aceite. Café o zumo de naranja… Tenemos de todo", reconoce la propietaria.

El esfuerzo que Manuela dedica cada mañana al mando de los fogones de la cocina es sublime, máximo desde que comenzaron las obras del Metro, coincidiendo a su vez con los primeros efectos de la crisis. Sin embargo, la fidelidad de los clientes es una de las mejores recompensas de su negocio. "Tengo una clientela muy buena. Gente que nos conoce de toda la vida. Gracias a ellos me salvo", afirma agradecida la encargada.

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