Enfermos en diálisis domiciliaria denuncian que su factura de la luz “se ha disparado”

La asociación Alcer demanda que se aumente la bonificación para estos pacientes, que ahora oscila entre 7 y 13 euros

Carolina con la bolsa con el líquido que le hace la función del riñón.
Carolina con la bolsa con el líquido que le hace la función del riñón. / M. H.

Málaga/Carolina Abreu está haciéndose los estudios previos para entrar en lista de espera para un trasplante de riñón. Mientras tanto, tres días a la semana tres veces por día tiene que recurrir a la diálisis para seguir viviendo. Por sus horarios de trabajo y para poder cuidar de su hijo, optó por dializarse en casa. En noviembre pasado, le llegó el equipo necesario para ponerse el tratamiento. Comenzó a utilizarlo y en diciembre, se llevó un buen susto.

"La factura de la luz se me disparó. De unos 60 ó 70 euros mensuales pasó a casi 130", relata. En resumen, se le duplicó. Carolina le pone así voz a un problema que afecta al medio centenar de pacientes de la provincia de Málaga que reciben diálisis domiciliaria. Este tratamiento puede ser manual o automatizado. En el primer caso, como es el de Carolina, los enfermos -siempre que hagan el trámite correspondiente- tienen una subvención de 7 euros al mes en la factura. Para los segundos es de 13.

La presidenta de la Asociación para la Lucha contra las Enfermedades Renales (Alcer), Josefa Gómez, critica: "Esa bonificación no es nada. Debe incrementarse porque si no tienes la diálisis, no tienes vida. Dependemos de ese tratamiento". Sin dializarse, morirían en unos días.

Hay algunos enfermos que se plantean volver a diálisis en el hospital o en las clínicas donde se realiza para ahorrarse ese gasto. Otros buscan maneras de abaratar la factura, pero aún a costa de incumplir las recomendaciones del fabricante del dispositivo. Este es el camino que ha adoptado Carolina.

La diálisis domiciliaria que se realiza implica meterse un líquido en el abdomen que hace la función de los riñones. Para ello hay que calentarlo previamente conectando el dispositivo a la red eléctrica. La sustancia entra transparente en el cuerpo y sale amarillento; del color de la orina. "Es como si fuera una esponjita que atrae las toxinas", explica Carolina. Añade que debe calentarse hasta unos 37 grados para que "el cuerpo no sienta el choque" de temperatura.

Según las instrucciones, tendría que calentarlo en torno a una hora y media para que esté más o menos al calor corporal. Pero ella, para que la factura no le suba demasiado, aplica dos estrategias: "Cuando me lo pongo a la hora en que la tarifa de la luz es baja, lo caliento media hora. Cuando lo hago en la franja horaria en la que es cara, ni siquiera lo caliento". Una práctica que puede poner en riesgo la salud, pero a la que algunos pacientes no tienen más remedio que recurrir debido al coste del suministro eléctrico; máxime en los últimos tiempos.

Carolina está diagnosticada de insuficiencia renal desde hace seis años. Aparte de realizarse la diálisis en casa, tiene que tomar pastillas y ponerse una inyección cada dos semanas.

La presidenta de Alcer, además de reclamar a las Administraciones competentes un incremento de la subvención en el recibo de la luz para estos pacientes, demanda al Servicio Andaluz de Salud (SAS) que fomente la diálisis domiciliaria, también llamada peritoneal. Argumenta su petición en que "es beneficiosa para el sistema sanitario y también para los pacientes".

Para la sanidad, porque supone un importante ahorro económico ya que los enfermos, tras recibir formación sobre cómo hacerse el tratamiento, se lo aplican en sus casas, lo que ahorra costes de ambulancia para los desplazamientos y de profesionales sanitarios. Para los propios pacientes porque pueden adaptar el horario en el que reciben la diálisis a sus obligaciones laborales y familiares, lo que se traduce en una mejor calidad de vida. "Si tienen que dializarse en una clínica o en el hospital, es el enfermo el que debe adaptarse a los horarios que le pongan. Pero si se hace la diálisis en domicilio, puede organizarse sus tiempos", indica Gómez.

Además, desde Alcer se destaca que en estos tiempos de pandemia, la diálisis peritoneal evita contacto social ya que el paciente no tiene que compartir el transporte sanitario o el público con otras personas, ni tampoco permanecer en una sala junto a otros enfermos mientras una máquina hace el trabajo que no realizan sus riñones.

stats