Cambio.-Uno de los fetiches de cualquier campaña electoral es el cambio. Cambiar es un mensaje electoral poderoso, casi taumatúrgico. Desde el mítico Por el cambio de Felipe en 1982 a la llegada de Podemos con Empieza el Cambio; del Time to change de Clinton al Change, we can believe in de Obama; del Changer la vie de Mitterrand a Le changement, c’est maintenant de François Hollande. El cambio es un fetiche electoral de primera; pura vitamina.

El PP, sin embargo, acaba de reinventar el concepto: “El cambio en Málaga es De la Torre, que ha cambiado la ciudad”. Veinte años después –qué cosas– el cambio resulta que es mantener al mismo que lleva veinte años. Ese es el mensaje de Moreno Bonilla, paradójicamente el mismo presidente que llevaba años reclamando el cambio en Andalucía; y que desde hace seis meses festeja lo que él mismo llama “el Gobierno del cambio”. Se ve que sólo tienen que cambiar los demás, claro.En fin, el juego de palabras de la ciudad cambiada puede ser hasta ingenioso, pero la tesis de que De la Torre representa el cambio resulta sencillamente ridícula. Incluso en política, conviene conservar un límite de pudor.

Alternancia.-Expresión de uso común en Ciencias Políticas para el relevo pacífico y ordenado de partidos y líderes. La alternancia en el poderse asocia a la “higiene democrática”; y en algunos países de larga tradición liberal rige la limitación de mandatos para sistematizar esa higiene contra la tentación de perpetuarse en el poder con efectos patológicos. También la oposición debe contribuir a la alternancia, proponiendo candidatos atractivos y programas interesantes. La falta de alternancia no puede desvincularse del fracaso de los rivales.

La ausencia de alternancia tiende a degradar la calidad democrática. Andalucía ha sido un caso extremo, aunque hay otros similares como el Partido Popular en Castilla y León, donde el PP manda hace más de treinta años, o ayuntamientos como Málaga donde el mismo partido alcanza ya un cuarto de siglo, y con el mismo alcalde durante dos décadas. Por brillante que sea un líder, ese tiempo es contrario a la salud democrática. A menudo se aprecia en el deterioro de su lista.

El Partido Popular de Málaga, con su tesis del cambio en Málaga, también ha redefinido el concepto de alternancia: relevo pacífico y ordenado en el poder que debe hacer la izquierda para dejar paso a la derecha; pero no al revés.

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