La batalla de las jacarandas

La jacaranda es quizás el árbol más vistoso y bello cuando llega la primavera por el intenso color violeta de sus flores, pero la percepción cambia cuando se echa un vistazo por los alrededores de las calles que adorna. Los hay que piden que se cambien por otros menos sucios y los que defienden su permanencia por considerarlos un emblema de algunas zonas de la ciudad. Nadie se pone de acuerdo y mientras tanto la empresa mixta de limpieza Limasa no ha tenido más remedio que programar un nuevo plan especial para eliminar la resina que tanto afea las aceras.

El problema llega en esta época, en plena floración. El aceite de sus flores se queda pegado en el asfalto, en las aceras y en los coches que hay aparcados bajo las jacarandas. Y los vecinos de algunas zonas de la ciudad están desesperados. Los que viven en el entorno de la calle Compositor Lemberg Ruiz de la capital lo saben bien. "Si aparcas el coche debajo de uno de estos árboles, sabes que al día siguiente tienes que ir a lavarlo", asegura uno de ellos.

Aunque la suciedad no es la única razón por la que numerosos colectivos vecinales se han quejado al Ayuntamiento de la capital. La resina que cae a las aceras es muy resbaladiza y advierten de que ha habido más de una caída por este motivo.

Limasa tomó buena cuenta de estas denuncias y el año pasado puso en marcha por primera vez un plan de limpieza para limpiar las aceras de todas las calles de la ciudad afectadas.

Con la ayuda de cepillos, 120.000 litros de agua diarios y un detergente especial, los operarios limpiaron a fondo distrito por distrito. Pero con la llegada de la primavera hay que volver a empezar. La concejal de Medio Ambiente, Araceli González, asegura que los trabajos están a punto de empezar después de ños "buenos resultados que obtuvimos el año pasado". Es la segunda vez que se hace y la única forma que los operarios de Limasa han encontrado de momento para acabar con la suciedad de las aceras.

En cuanto a sustituir las jacarandas por otras especies más limpias, la edil no quiere oír ni hablar. "Si podemos hacer el esfuerzo de limpiar lo que ensucian no hay por qué quitar unos árboles que son preciosos y que adornan la ciudad".