Ellas, ejemplo vital de superación

Violencia machista

La asociación Incide ha formado a seis víctimas de violencia de género para que se conviertan en referencia para otras mujeres y las acompañen en el duro proceso de salida de su situación.

Dania y Paqui, ayer, en la sede de la asociación Incide.
Dania y Paqui, ayer, en la sede de la asociación Incide.
Cristina Fernández Málaga

02 de junio 2016 - 01:00

Su mirada es fuerte y poderosa, su voz resuelta, sus gestos firmes. Nadie diría que Dania salió hace poco de años de aislamiento y sumisión. Tampoco los ojos atentos y cálidos de Paqui, su serenidad y empatía delatan en lo más mínimo el infierno de sus 23 años continuados de maltrato. Será, quizás, porque ellas ya no son víctimas, porque han superado la violencia machista con la que convivieron, porque ahora son ejemplo para otras que inician el duro proceso. Porque son valientes, hermosas por dentro y por fuera, porque borran su marca todos los días para decirle a la sociedad que hay salida y que es necesario empezar a hacer las cosas de otra manera.

Dania y Paqui reciben hoy su diploma del curso Agentes para el acompañamiento y ayuda a la autonomía, organizado por la asociación Incide dentro del programa Cuenta conmigo, que cuenta con la colaboración de la Fundación La Caixa, la Fundación Cajasol y la Junta de Andalucía. Junto a otras cuatro compañeras, han recibido una formación de tres meses para convertirse en referencia para otras mujeres y asistirlas en el proceso de superación de la violencia. Después de profundizar en perspectiva de género, violencia y habilidades de acompañamiento y apoyo sus experiencias vitales y su comprensión podrán ayudar a otra veintena de mujeres a colocarse en el lugar en el que ahora ellas están.

"No se trata de contarles nuestra vida, sino de escucharlas para que así se sientan comprendidas, no es cuestión de decirles qué hacer o cómo porque cada una tiene su tiempo, sino de que se establezca una relación de confianza que las ayude, que puedan tomar conciencia de la situación en la que están", explica Dania. Y Rocío Alcaide, coordinadora del programa en Incide, apunta que una parte muy importante de este proyecto es que frente al aislamiento que les impone la violencia, "aquí estas mujeres tejen redes".

"Normalmente no le cuentas a un amigo o a un familiar que tu marido es una ala persona, sobre todo porque suelen tener otra cara muy diferente fuera de casa y nadie lo considera así", relata Dania. Tampoco se sinceraba Paqui por temor a que su familia sufriese. Y la presión social también favorece esa sensación de incomprensión que las hace, incluso, sentirse culpables. Pero ante el silencio, programas como éste favorecen la puesta en común y el relato de situaciones que hacen ver que el problema no es de un sólo hombre sino de toda una sociedad y de una desigualdad inculcada durante siglos. "Si no hay igualdad es fácil que se desemboque en violencia", estima Rocío Alcaide y subraya que es importante hacer ver en este curso las múltiples caras de la violencia, no sólo física, también psicológica y que no entiende de clase social, edad o nivel académico.

Terminaron el curso hace dos semanas y Paqui ha empezado su acompañamiento. "Ella todavía está en un proceso delicado, necesita que la escuchen y la entiendan, se siente muy perdida, muy sola", cuenta esta mujer que entiende demasiado bien por lo que está pasando su compañera. Rocío Alcaide primero ofrece apoyo psicosocial a las víctimas de violencia y luego pasan a la fase de apoyo con las participantes en el curso. "Cuando les hablas de mujeres que han pasado situaciones complicadas, similares a las suyas, están bien y, además, quieren ayudar a otras les sorprende muchísimo, no creen que puedan haberlo superado, pero ahí están y son un ejemplo maravilloso de que hay salida", dice la técnico de Incide.

El curso también les ha venido bien a las tituladas, les ha dado mayor seguridad en sí mismas, les ha ayudado a cerrar el círculo. Paqui vivió con miedo durante dos décadas. Una paliza fue lo último que pudo aguantar. Antes ya había perdido sus amistades, sus redes de apoyo. "Cuando te vas relacionando con otra gente, cuando vas despertando de esa pesadilla, te vas dando cuenta de que vales, que puedes hacer cosas y que no te mereces el sufrimiento, que la vida es otra cosa", apunta Paqui. De ahí que sean conscientes de la importancia de iniciativas como esta, que tanto las hubiera ayudado a ellas, cree Dania.

"Cuando rompes la relación de violencia necesitas un apoyo para superarlo", afirma Rocío Alcaide. Y ellas, con el ejemplo sufrido en carne propia y las huellas dejadas en el camino para dejarlo atrás, se han convertido en el mejor espejo en el que puedan mirarse.

Cuatro ediciones y un centenar de usuarias apoyadas

Cuenta Conmigo nació en 2012 y ya ha formado a 28 mujeres que han apoyado a más de un centenar. Este año se recibieron 19 solicitudes, algunas usuarias de Incide y otras derivadas de diversas entidades, y se eligieron a ocho, aunque finalmente titulan seis. Su servicio es voluntario, por tanto, no remunerado. Tienen tutorías en la sede de Incide y las acompañan fuera en sus diversas gestiones. También hacen sesiones grupales.

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