Pablo Lara. Decano de la Facultad de Medicina y presidente de la Conferencia Nacional de Decanos

“Producimos más médicos de los que el sistema puede absorber”

  • Señala que no hacen falta más facultativos en España y pide un registro de profesionales

  • Defiende reducir las plazas de acceso a la carrera y no abrir más facultades

El decano y presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina, Pablo Lara, en su despacho de la Facultad de Medicina de la UMA.

El decano y presidente de la Conferencia Nacional de Decanos de Medicina, Pablo Lara, en su despacho de la Facultad de Medicina de la UMA. / Javier Albiñana

Desde hace seis años es decano de la Facultad de Medicina de la UMA, institución académica a la que se incorporó a mediados de los noventa como profesor titular del Área de Fisiología, después de realizar su tesis doctoral en 1990, un trabajo relacionado con el control nervioso de la función respiratoria y cardiovascular con el que obtuvo un Premio Extraordinario. Pablo Lara ha dedicado su vida a la investigación y la docencia, con la ilusión de que “el reto de la formación de los futuros médicos es el motor de todo lo que hacemos”.

Dirige la Unidad de Neurofisiología Humana del CIMES y, desde hace unos meses, es presidente de la Conferencia Nacional de Decanos, la asociación que engloba a todas las facultades de Medicina de España y que tiene, entre sus principales caballos de batalla el déficit de profesores y el excesivo número de facultades en el país, tantas que, según advierte, puede pasarnos como con los aeropuertos.

–Su trayectoria en el ámbito de la universidad y la investigación es amplia, ¿como médico ha ejercido?

–En realidad no. Estuve seis meses haciendo las prácticas en el hospital, pero eso era parte del servicio militar que cumplí. No hago trabajo asistencial. Me ilusionaba mucho dedicarme a la tarea de investigación y me encantaba la docencia, dudé porque al principio como todos mi idea inicial era presentarme al examen MIR, pero se planteó esta posibilidad y decidí darle una oportunidad a la investigación de la cual no me arrepiento, todo lo contrario.

–¿Qué líneas de trabajo se ha marcado al frente de la Conferencia Nacional de Decanos?

"Tenemos serios problemas de relevo generacional porque se jubilan profesores y no tenemos acreditados”

–Tenemos una preocupación importante que es el déficit de profesores, sobre todo de los permanentes vinculados. Hemos hecho un estudio donde ponemos de manifiesto que en esta década se va a jubilar el 43%. Dentro de las distintas áreas de conocimiento, esto afecta sobre todo a las clínicas, que tienen que ver directamente con la asistencia médica, ahí va a ser del 55%. Eso partiendo de que en los últimos años ya hemos tenido una disminución que en esta facultad ha sido del 26%, por la tasa de reposición, y en un momento en que la implantación de Bolonia pone el acento en la tutorización.

–Con esa situación, ¿el balance de Bolonia puede ser bueno?

–Estamos haciendo un esfuerzo destacado por mantener la docencia pero en un contexto que no se puede mantener por mucho tiempo. El plan Bolonia ha sido muy criticado, y yo también soy crítico, pero a mi juicio los estudiantes salen mejor formados que antes. Eso tiene que ver con muchas cosas, sobre todo con el esfuerzo de los profesores y del personal de administración y servicios, para que con unas condiciones adversas sobreponerse y lograr que el resultado final sea aceptable. Ahora bien, Bolonia en Medicina ha traído varias cosas buenas. En primer lugar el concepto de evaluación continua; la calidad y cantidad de prácticas clínicas que realizan los estudiantes, ahora el sexto curso de Medicina es un rotatorio completo por distintas unidades de gestión y especialidades médicas; y el Trabajo Fin de Grado también es algo que nos ha traído Bolonia, es un trabajo de iniciación en la investigación.

–¿Cuál es el motivo del déficit de profesores? ¿No es atractiva la carrera docente a los alumnos?

–Ahora mismo tenemos serios problemas de relevo generacional, porque se nos están jubilando, no tenemos acreditados porque los criterios de acreditación no son adecuados y la carrera académica no resulta atractiva para los buenos profesionales. Profesores vinculados, que son esos que su puesto en la universidad coincide con un puesto asistencial en un centro sanitario, tenemos menos que nunca. Para poder acceder a una plaza de profesor permanente es necesario tener una acreditación, y con los criterios de la ANECA (Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación) la rama de Ciencias de la Salud tenía la tasa de informes favorables más baja de todas. Concretamente diez puntos por debajo de la media. Entendemos que la acreditación debe ser exigente pero proporcionada. Es tan difícil que no resulta atractiva para quien tiene una carrera profesional.

–La demanda para estudiar Medicina aumenta cada año.

–La carrera sigue siendo muy atractiva, porque es una profesión que supone una vocación de servicio a los demás. La presencia del númerus clausus –el límite de plazas– es necesaria porque ahora mismo hay en España unos 23.000 estudiantes que querrían iniciar Medicina y la oferta que tenemos es poco más de 7.000 plazas. Quiere decir que la mayoría de los que quieren no pueden hacerlo.

–De las 52 provincias españolas, solo 19 no tienen facultad de Medicina, aunque hay algunas en trámite. ¿Sobra alguna?

–Es otra de las cosas que nos preocupan. En los últimos diez años hemos pasado de 28 facultades a 42, y de 4.000 plazas de nuevo ingreso a 7.000. Ahora mismo las que tienen más posibilidades de salir aprobadas son las de Alicante, que tiene la Miguel Hernández de Elche al lado; está la pública de Navarra, que tiene la privada también en Navarra; y una privada en Deusto, en Bilbao. Pero también se habla de una privada en Baleares y Canarias, y aquí en Andalucía se habló en su día de tres en las tres únicas provincias que no tienen. A fin de cuentas después la decisión tiene mucho que ver con las consejerías y estas, a veces, toman decisiones políticas por presión social, pero eso hay que pensarlo muy bien y valorar los criterios, porque esto ya nos ha pasado con los aeropuertos.

–Y ahora, ¿qué habría que hacer? ¿Cerrarlas?

–Eso es muy difícil. Yo, a las que ya han empezado lo que les deseo es que les vaya lo mejor posible. Pero desde luego, lo que no se debería hacer es abrir más. Y por otro lado, de deberíamos plantearnos si el número de plazas es el que necesita el sistema sanitario y en qué especialidades, porque podemos tener un exceso de producción.

"En Medicina hay dos ‘númerus clausus’: uno para acceder a las facultades y otro para la formación del MIR”

–¿También habría que reducir el número de plazas?

–Sí, habría que reducir el número de plazas. Sé que eso no está bien admitido socialmente, porque pensamos en que la mayoría de los que quieren estudiar no pueden hacerlo, pero es que en Medicina hay dos númerus clausus: uno para acceder a las facultades y otro para acceder a la formación especializada del MIR. Sin esa especialidad no tienes prácticamente opciones. Es decir, el camino para todo el que quiera ejercer la medicina en España pasar por el examen MIR. Y los números son muy claros, el año pasado había unas 6.500 plazas MIR y hubo más 13.000 candidatos, más de dos candidatos por cada plaza. Cuando yo acabé la carrera había 20.000 médicos en paro, a este ritmo vamos a producir más médicos de los que el sistema sanitario puede absorber, y eso no es una buena noticia. Ahora mismo en el conjunto de las facultades tenemos más de 42.000 estudiantes, quiere eso decir que en seis años tendremos 42.000 médicos más y en doce años 84.000; ahora mismo en activo hay 251.000 médicos... Estos números no se los plantea nadie, pero hay que ver que no necesitamos tantos médicos, y que a lo mejor a esas personas tan lúcidas y con tan buenos expedientes les estamos preparando un futuro que no es el que se espera.

–¿No hacen falta más médicos en España?

–No.

–Esa no es la percepción de la población.

–Claro, eso ha venido propagado de las propias instituciones, pero no faltan más médicos. Se ha trasladado ese mensaje que no está fundamentado en datos ciertos. Es que incluso desde algún ministerio hace años se dijo: “Faltan médicos” y entonces nosotros, por ejemplo, teníamos 140 estudiantes y pasamos a 170; y luego se vio que no era así. El problema es que hay una promesa política incumplida que es la creación del registro de los profesionales sanitarios, para saber cuántos médicos hay, de qué especialidades y dónde están. Eso sería básico. Lo más parecido que hay sobre esa información lo tiene la Organización Médica Colegial (OMC), porque la colegiación es obligatoria, y hay un estudio sobre demografía médica que lo ha hecho la OMC que dice que estamos por encima de la media europea.

Lara, en la entrada de su Facultad. Lara, en la entrada de su Facultad.

Lara, en la entrada de su Facultad. / Javier Albiñana

–¿Ni siquiera faltan en algunas especialidades?

–En algunas especialidades hay más falta que en otras, pero eso se corrige con la oferta de plazas MIR. Faltan médicos porque hay médicos que no se quieren ir a las zonas rurales, pero eso es porque se tienen que hacer políticas de incentivación para corregir eso, faltan médicos porque las condiciones laborales no son las óptimas, entonces hay personas que se van de una comunidad autónoma a otra, que se van de España al extranjero... Lo que habría que hacer es redistribuir mejor. No faltan médicos, y al ritmo de 42.000 médicos cada seis años, se nos va a plantear un problema muy serio.

–Dice que esto es fruto de una especie de efecto llamada, ¿echa en falta un llamamiento por parte de las instituciones en sentido contrario?

–Creo que entre todos tendríamos que hacer una campaña de difusión para informar a la sociedad de que no hacen falta médicos. Nosotros lo venimos diciendo, lo que pasa que tenemos poca repercusión, nos hemos unido al Foro de la Profesión Médica que ya lo dice. Pero son las consejerías las que están promoviendo las nuevas facultades, con distinto color político, por distintos intereses... El registro de profesionales sanitarios es una herramienta imprescindible y cuando lo tengamos, que espero que sea pronto, dará más fuerza a nuestro argumento.

–¿Cómo es la relación de esta facultad con los hospitales?

–Tanto para la docencia como con la investigación mantenemos una relación con las instituciones sanitarias como no la habíamos tenido hasta ahora. Eso se concreta en la figura del tutor clínico, de los que tenemos unos 1.500 en centros públicos y privados; se concreta en el IBIMA (Instituto de Investigación Biomédica de Málaga); y en nuestro programa de doctorado, donde la tercera parte de profesores son médicos de las instituciones sanitarias que destacan por su labor investigadora.

"El nuevo hospital no es un capricho, sino una necesidad para tener un mayor número de personas y de recursos”

–En la UMA, ¿qué carencias encuentra?

–Creo que tenemos las carencias de todas las universidades públicas. Lo que echamos en falta sobre todo son personas y presupuesto, y de una manera especial, más recursos para la investigación, y también una mayor implantación de las nuevas tecnologías docentes. Pero creo que la UMA está respondiendo a la difícil situación que tenemos.

–¿Está de acuerdo con la huelga de Atención Primaria?

–Sé que a este colectivo no le es agradable ponerse de huelga, entonces entiendo que las peticiones que hacen son las adecuadas, y de hecho, los mismos responsables políticos no paran de decir que la reforma de la Atención Primaria es una de las prioridades principales de nuestro sistema sanitario. Lo que hace falta es llegar a un consenso para, efectivamente, poner en marcha esa reforma. La Atención Primaria es fundamental para la Medicina.

–A su juicio, ¿cuáles son los principales problemas de la sanidad malagueña?

–Hay un acuerdo en que, tanto los recursos humanos como los materiales, no se corresponden a la población que tenemos y a la asistencia médica que se realiza en esta ciudad.

–¿Hace falta un tercer hospital?

–Sin duda. El nuevo hospital no es un capricho, sino que es absolutamente necesario para tener un mayor número de personas y de recursos. No tanto por el número de camas sino por las necesidades que hay ahora de actos médicos.

–El tema del repunte de las agresiones a médicos, ¿preocupa también en la universidad?

–Sí, claro. Las agresiones muestran que tenemos una crisis de valores en nuestra sociedad, que la convivencia se está deteriorando en todos los niveles y que hemos perdido civismo y el respeto de unos por los otros. Por otro lado, es una llamada a que deben plantearse las condiciones en las que los profesionales desarrollan su tarea y que muchas veces puede tener relación con esas agresiones.

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