Alejandro Davidovich seguramente esté viviendo su momento más dulce desde que empezó a darle golpes a una pelota con la raqueta en Calaflores. Su victoria ante Novak Djokovic dio la vuelta al mundo y su nombre no dejó de sonar en el último día. Un terremoto mediático difícil de gestionar para el joven de aún 22 años, que debe digerir de manera rápida. "Un día que me acordaré toda mi vida", escribía en redes sociales horas después de la gesta. Una hazaña que sólo, entiéndase, vale un billete para los octavos de final. Este jueves tendrá que volver a saltar al polvo de arcilla del Masters 1000 de Montecarlo para repetir presencia en los cuartos. Ahí se quedó el año pasado al tener que retirarse lesionado ante el griego Stafanos Tsiptsipas. 

Un control de las emociones complicado para el rinconero, que debe volver a poner los pies en la tierra. De mucho menos valdrá si se queda estancado mentalmente en ese triunfo heroico. Además, se ha despejado un poco el cuadro por su lado por la temprana eliminación de Carlos Alcaraz, que cayó ante Sebastien Korda (le ganó al malagueño en Miami). Davidovich ya conoce a su rival para estar entre los ocho mejores del torneo galo. Será David Goffin, un tenista de dilatada trayectoria a sus 31 años. Se impuso a Daniel Evans sin muchas dificultades (7-6, 6-2). Antes lo había hecho a Jiri Lehecki (6-4, 6-3).

El belga atraviesa un gran momento después de alzarse la semana anterior con el ATP 250 de Marrakech (el malagueño perdió en primera ronda). Le valió para volver al top 50, donde está el pupilo de Jorge Aguirre desde hace justo un año. Ambos se han medido en una ocasión en su trayectoria, en junio de 2019. Fue en el ATP de Hertogenbosch en los Países Bajos y Goffin venció por 6-0 y 6-2. Cambió mucho el panorama desde entonces e incluso Davidovich está por encima ahora en el ránking. Dos buenos estados de confianza que se medirán en Montecarlo con el premio del billete a cuartos. Una buena prueba de madurez para un Davidovich desatado y piropeado en el mundo entero.