Málaga

La ciencia ficción llega al quirófano

La apertura en canal sobre una mesa de operaciones está a punto de pasar al universo de la arqueología quirúrgica. El futuro de la cirugía pasa por microrrobots que se tragará el paciente como si se tratara de una vulgar píldora, con capacidad para desplazarse de forma autónoma por el interior del organismo y realizar una intervención previamente programada. El Ministerio de Ciencia e Innovación acaba de aprobar un presupuesto de 1 millón de euros para financiar durante tres años un proyecto de microrrobótica liderado por el catedrático de la Universidad de Málaga (UMA) Víctor Muñoz. Esta iniciativa científica, en la que están involucrados 20 investigadores de la UMA, la Universidad Miguel Hernández y el centro tecnológico Cartif, pretende conseguir una aplicación robotizada que, con la apariencia de un gusanillo articulado, se introduzca en el interior del paciente y se mueva hasta llegar a la zona enferma.

Una vez allí se desprenderá la cabeza de ese gusanillo que, en realidad, será otro microrrobot abdominal, habilitado para moverse en espacios milimétricos tanto de forma autónoma como dirigido desde el exterior. Este último artefacto es el que estará equipado con el instrumental necesario para realizar la intervención quirúrgica. El proyecto plantea como complemento de esta solución de microcirugía robotizada un simulador en tres dimensiones de forma que el cirujano pueda ensayar con antelación la operación programada y determinar cómo debe de actuar la máquina en función de las características del paciente y del tipo de cirugía que debe realizar en cada caso.

Este equipo de la UMA ya tiene experiencia en este área. En la última década ha desarrollado el ERM, un robot médico capacitado para asistir a los cirujanos en operaciones por laparoscopia, que ya está en el mercado. El nuevo campo de investigación surgió tras una charla entre Víctor Muñoz y el catedrático de Medicina de la UMA Carlos Vara, que le expresó las dificultades que existen con las intervenciones de laparoscopia que se siguen bajo el modelo SILS (Single incision laparoscopic surgery) que consiste en realizar la intervención a través de un único orificio practicado en el organismo del paciente.

En la práctica la mayoría de las incisiones se realizan en el ombligo, pero tienen la dificultad de que al tratarse de un único orificio el espacio para mover el instrumental resulta insuficiente para conseguir un ángulo de visión adecuado y las herramientas, además, quedan en paralelo, lo que reduce también la movilidad. Al tiempo, presenta obstáculos añadidos como el riesgo de infecciones en las heridas que se realizan para introducir el equipo. Una vez tenida en cuenta esta dificultad de la moderna laparoscopia, Muñoz revisó las aplicaciones que actualmente existen en el campo de la investigación microrrobótica orientada a la medicina. Estos precedentes pasan por introducir robots que se guían desde el exterior gracias a un imán.

Otra de las fórmulas es la técnica denominada Notes que consiste en aprovechar las cavidades naturales del cuerpo humano, como, por ejemplo, el estómago, para alcanzar el abdomen. Una vez en el interior, el robot se monta y se maneja desde el exterior con un simple joystick. Esta vía de investigación se ha ampliado en los últimos años al plantear varios robots con capacidad de colaborar en el interior del organismo. La idea que pretende desarrollar el equipo de Málaga, en colaboración con los científicos de la universidad de Alicante y del centro tecnológico de Valladolid, pasa por aglutinar todas estas fórmulas y, al tiempo, buscar nuevas aplicaciones. No obstante, Víctor Muñoz se apresura a matizar que por el momento se trata de un proyecto con un objetivo a conseguir. "Ahora debemos demostrar nuestra capacidad para alcanzar las metas que hemos trazado".

El trabajo se ha organizado en función de las especialidades de cada grupo. La Universidad Miguel Hernández se encargará de investigar y desarrollar el simulador quirúrgico que permitirá evaluar de antemano los riesgos de cada operación partiendo tanto de las características individuales del paciente como de la información existente en las bases de datos sobre intervenciones de esas características. El equipo del Cartif, centro tecnológico vinculado a la Universidad de Valladolid, realizará el robot universal, o sea el gusanillo que se moverá por el interior del organismo humano, mientras que los investigadores malagueños se ocuparán de investigar y desarrollar el microrrobot abdominal que se encargará de ejecutar la cirugía.

Víctor Muñoz, que también es el director de Secretariado del Vicerrectorado de Investigación de la UMA, resalta la necesidad que existe de que los expertos en robótica de las universidades y centros tecnológicos del país acometan proyectos comunes porque cree que esta es la fórmula más viable para situar la investigación española en la cúspide internacional. En este sentido, el comité español de automática, que aglutina a todos los investigadores que trabajan en este campo, ya ha puesto de relieve que la dispersión de los grupos está provocando un encasillamiento científico. Esto se suma a que la robótica médica concebida como un mero asistente del cirujano de alguna forma ya ha alcanzado su techo y es necesario plantear nuevos horizontes en la investigación de la bioingeniería quirúrgica. Por el momento, este proyecto pasa por ser si no el que más, sí uno de los mejor dotados económicamente este año.

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