Elecciones Andalucía

Nieto ante el abismo o la trágica victoria

  • El candidato popular gana las elecciones aunque no logra la mayoría suficiente de la que tanto habló "He sido alcalde y me voy", dijo anoche, aunque no descartó gobernar

El escrutinio dice que el PP de José Antonio Nieto ganó anoche las elecciones municipales en Córdoba capital. Y triunfo fue, pero insuficiente, sumamente doloroso. Con sólo once concejales -cinco se perdieron en una noche aciaga para los populares- se abre la puerta a un tripartito de izquierdas liderado por el PSOE, de ahí la alegría más o menos moderada que invadió la sede de los socialistas, de Ganemos y de Izquierda Unida. El acuerdo tendrá que concretarse, pero nada quita que la noche de este 24-M quede para el hasta ahora alcalde de la ciudad como una de las más duras de su carrera política. Habló durante la campaña de lograr una mayoría suficiente -tras lo que se intuía la voluntad de ponerle freno al frente de izquierdas- pero al final el electorado lo dejó al borde de esa posibilidad. La amarga victoria, mucho más amarga que la que ya sufrió en 2007 y que le llevó a la oposición, pone muy en duda el futuro político de Nieto en el Consistorio cordobés, donde el PP puede verse abocado a una transición desde las bancadas de la oposición. Del mismo modo, su liderazgo en el PP provincial también se puede ver cuestionado debido a que los populares también pueden perder la Diputación Provincial después de desfondarse en numerosos municipios y tener muy difícil la Alcaldía en ciudades que estaban bajo su mando como Peñarroya o Montilla. A Nieto, como es natural, se le vio anoche cariacontecido cuando acabó el escrutinio, pues sabe que su periodo como alcalde puede llegar a su fin mucho antes de lo que las encuestas y los análisis preveían. "He sido alcalde y me voy", llegó a decir. Frente a su melancolía contrasta la felicidad de Isabel Ambrosio, que, con siete concejales, rompe la oscura dinámica del PSOE en la capital y se coloca como firme candidata para liderar los próximos cuatro años del Gobierno municipal.

Los resultados del 24-M suponen sin duda un punto de inflexión en el PP, que había vivido un auge constante desde que José Antonio Nieto tomase las riendas del partido. Desde aquella crisis que se vivió en el año 2000, cuando llegó a expulsarse al presidente provincial, Enrique Bellido, la formación había protagonizado una larga etapa de más de una década caracterizada por la estabilidad y los buenos resultados en las urnas. Salvo la victoria/derrota de 2003, todavía con Rafael Merino como candidato, todo habían sido buenas noticias. Nieto cogió en 2004 el relevo y también se hizo con la presidencia de la formación. Nada de lo que ocurría dentro del PP se escapaba de su onda de alcance o de la de su principal colaborador, el hoy parlamentario Miguel Ángel Torrico, y apenas salían a la luz pública fricciones internas o disensiones.

El contexto era el preciso para crecer, y así fue. Principalmente en la capital, pero también en numerosos municipios de mediano tamaño donde la solidez tradicional del Partido Socialista comenzó a resquebrajarse. En Córdoba, Nieto compareció por vez primera en 2007 y logró una amplia victoria que, sin embargo, no le sirvió para gobernar. Hubo pacto entre IU y PSOE, entre Rosa Aguilar y Rafael Blanco, pero entre los populares cundió la sensación de que Nieto sería alcalde en 2011 sí o sí. Y así fue, pues hace cuatro años, en una época de bonanza popular en el conjunto español, los populares se fueron hasta los 16 concejales, lo que les hizo albergar esperanzas de que este proyecto podría tener larga vigencia, del mismo modo que había ocurrido previamente en capitales andaluzas como Málaga, Cádiz o Granada.La noche electoral de 2011 los populares celebraron su victoria en la Feria, en El Arenal, hasta bien entrada la madrugada. Nadie podía sospechar entonces que cuatro años más tarde la noche de los comicios se convertiría en casi que un funeral. Incluso algunas lágrimas se vieron en el Hotel Hesperia, centro de operaciones del PP. Noche amarga, muy amarga.

La carrera política de Nieto, si al final se concreta el pacto, comenzará una nueva etapa. Él atribuyó anoche su derrota a la crisis profunda que vive el Partido Popular en su conjunto, aunque también reconoció que quizá no han explicado bien su proyecto al electorado. En todo caso, quedan en duda muchos de los planes que tenían en marcha los populares, algunos de ellos muy personales como el Centro de Convenciones del Parque Joyero. Da la sensación en todo caso de que la idea que él tenía para la ciudad puede quedar a medio hacer, lo que hará difícil que el análisis que finalmente se haga de su estancia en Capitulares pueda ser completo. Fueron estos cuatro años época de muchos recortes y saneamiento de cuentas, mientras que Nieto confiaba en un siguiente mandato para evidenciar la mejora de la ciudad a través de una política expansiva en lo inversor. Siempre quedará la duda también de hasta qué punto le ha perjudicado a su imagen la promesa de no volver a concurrrir a los comicios en caso de que hubiese ahora un parado más en Córdoba que hace cuatro años. Nieto lo explicó a su modo, pero quedó la sensación de que incumplía su palabra y de que envolvía el asunto en una nube de datos y cifras cuando menos dudosas.

Salga Nieto o no salga de la Alcaldía -"Córdoba es de izquierdas" clamó anoche un enfervorizado Juan Pablo Durán para ir dando pistas al respecto- lo que no conviene es minusvalorar la capacidad del candidato popular para reponerse del golpe. Siempre en su carrera política ha mantenido una templanza que es un signo característico de su personalidad. Nacido en Guadalcázar, licenciado en Derecho, criado en el Sector Sur y padre de dos hijos, no es Nieto una persona dada a la depresión ni a tomar decisiones drásticas. Lo que sí parece claro es que el todavía alcalde de Córdoba pudo cerrar anoche una época en su carrera política, lo que no significa que a sus 45 años diga adiós. De un modo u otro sigue siendo un capital indudable del PP cordobés.

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