De libros

Tras cruzar la línea, el Planeta

  • Lorenzo Silva y Mara Torres, ganador y finalista, respectivamente, de la LXI edición del prestigioso premio de novela, abordan sus obras tras la resaca del galardón.

La periodista Mara Torres, finalista del Premio Planeta 2012, no oculta su sorpresa cuando vuelve a caer en que ha coincidido con Lorenzo Silva, ganador del premio mejor dotado de las letras hispanas, en incluir una cita de Extremoduro en su novela. Las semejanzas, en un momento donde la política se empeña en resaltar lo que nos separa en vez de lo que nos une, se celebran como una buena nueva. Los madrileños están en Barcelona, aún resacosos de la felicidad y la sorpresa que acarrea una distinción como la de Planeta. Se felicitan por la musical coincidencia en dos obras, al parecer, muy diferentes entre sí. Una novela de amor; otra de género negro. Una que trata de recomponer una vida tras una ruptura amorosa; otra donde se intenta reconstruir los sucesos de un asesinato. Novelas distintas escritas por autores de perfiles muy diferentes (un consagrado escritor, una autora que debuta en la ficción) que recibieron la noche del lunes el ansiado galardón con, quizás, otro punto en común: sus personajes deciden cruzar una línea.

La marca del meridiano, de la que saldrán a la venta 210.000 ejemplares, "es una raya imaginaria que produce el efecto de separar", asevera su autor en un encuentro entre los distinguidos escritores con la prensa. Pero en la novela de Silva esa línea no separa a Barcelona, de Madrid, o la W de la E "que salta en el coche cuando vas por la carretera de una ciudad a la otra", La marca del meridiano quizás se refiera "a otras rayas que nos dibujan en la vida y que sin querer, o queriendo, que por deber, o no debiendo, cruzamos en un momento. Esta novela habla de hombres que cruzaron esa línea y de las consecuencias. De hombres que se saltan el código que un día juraron defender, de lo que pasa después y de la dimensión que eso tiene", explica decidido.

La vida imaginaria también se atreve con otra frontera, la que separa la realidad del deseo. La novela finalista del Planeta, de la que se lanzarán 90.000 ejemplares, tiene la particularidad de situarse en ese espacio fronterizo "entre lo que puede pasar y lo que deseas que pase". Para ello, Mara Torres crea a Fortunata Fortuna, "una mujer increíble de treinta y tantos años que es abandonada por su chico y que se enfrenta a reconstruir en soledad toda su vida, volver a hacer planes, llenar los huecos de lunes a domingo, intentar ligar...". Un proceso "lleno de soledad y triste" pero superado por una "vida imaginaria" donde Nata (así llaman a la protagonista) prefiere imaginar que algo maravilloso ocurrirá cuando descuelgue un teléfono que suena ansioso aunque, raramente, lo que imagine coincida con la realidad. Un espacio en una frontera de tiempo. Una línea que cruza Nata. Y otra que, junto a ella, cruza Mara. De la tierra, al cielo: "Necesitaba volar y la literatura me ha dado alas", reconocía la recién descubierta novelista que se declara admiradora "de poetas del siglo XX" como Mario Benedetti, José Hierro o Ángel González, cuyas influencias se filtran en La vida imaginaria "de manera inconsciente".

Torres sonríe porque naciendo al género de la novela llega al Planeta. Silva sonríe porque lo conquista con una pareja de investigadores de la Guardia Civil que ya arrasaron en el Ojo Crítico y en el Premio Nadal. Sonreirán también los seguidores de Bevilacqua (también conocido como Vila) y Chamorro, esta controvertida pareja que inaugurará su séptimo libro juntos "con una bronca enorme", adelanta su creador que le concede la razón a la sargento Virginia Chamorro aunque, disculpa al brigada Rubén Bevilacqua pues "se tendrá que enfrentar a una delicada investigación ya que conocía a la víctima, algo que no ha pasado en ninguna otra novela de la saga".

Esta nueva relación entre víctima e investigador no es la única novedad que Lorenzo Silva descubre durante el turno de preguntas abierto a la prensa. Como si nos metiéramos también en la piel de un detective, por las palabras del madrileño podemos concluir que en esta novela los protagonistas se han vuelto "muy filosóficos".

"Encontramos a Bevilacqua con 48 años y tratando de encontrar su lugar en el sistema; Chamorro tiene ya 40 y, digamos que ya lo ha encontrado porque ella nació para ser sargento y ya es sargento", analiza el creador de la ya clásica saga policial. De hecho, será la investigadora, cuya infancia Silva sitúa en Cádiz y personaje favorito "del ministro Wert", como aseguró el literato, "quien lleve el caso en el momento de la novela donde se prepara la solución" .

También adelanta Silva que La marca del meridiano comienza un día de octubre de 2011. "Los personajes se levantarán con dos noticias, ETA que abandona la lucha armada y el linchamiento de Gadafi", descubre. Así arrancarán una jornada que, en principio, les llevará a La Rioja donde aparece el cadáver "de una persona que Vila conoce bien" y que conducirá a los personajes a Barcelona en su intento de reconstruir las circunstancias de su muerte y de su vida. Sin embargo, el escritor no quiso descubrir si, por fin, Bevilacqua y Chamorro se decidirán a cruzar otra línea, una de carácter sentimental y muy demandada por los lectores. "No voy a contestar a eso", suelta entre risas.

Líneas que cruzar, para bien o para mal. Nuevos caminos para andar, viejas sendas que volver a recorrer. Con un compromiso "moral y ético y sin buenismos", para Silva. Como "reivindicación de soñar", para Torres. Las novelas galardonadas por Planeta aguardan para ser recorridas por los lectores.

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